21.- Hospital.

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NOTA: Este capítulo está contado en su totalidad por Nicolas.

Abrí los ojos pesadamente por la luz que me daba directamente en los ojos. Me levanté de golpe y en seguida la cabeza me dio punzadas.

-Deberías descansar, hermano.- Dijo James sentado a mi lado.

-¿Cuándo llegaste?- Recordaba haber tenido un accidente y que la ambulancia me dejó en el hospital, pero James no estaba ahí, él estaba en Venezuela con Anabella.

-Hace un par de horas, hablé contigo por teléfono, ¿recuerdas?

¿Habló conmigo por teléfono?

-Mierda, no.- Me rasqué la cabeza.- No lo recuerdo.

-¿Exactamente qué recuerdas?- Me preguntó parándose del sillón. ¿Qué recordaba? Eso era una buena pregunta.

-Recuerdo que estaba en el carro.- Indagué en mi memoria.- Un carro vino en el lado equivocado y golpeó contra mi auto.- Hice un mayor esfuerzo por recordar.- Los doctores dijeron que podría perder la memoria temporalmente o entrar en coma por unos días, pero nada de eso pasó.

-¿Recuerdas haber hablado conmigo y comprar unos pasajes de avión?

-No, ¿por qué te compraría pasajes de avión?- Fruncí el ceño. James suspiró y se acercó a mí.

-Nicolas, no ibas solo en el auto. Anabell y yo volamos aquí para asegurarnos que estuvieran bien, tú lo estás, pero eso que dijeron los doctores no fue sobre ti, fue sobre…- Se calló.

-¿Sobre quién?- Pregunté. Yo iba solo en el auto, no iba con nadie…- ¡Mierda, mierda, mierda! ¡Madeleine!- Salté de la cama jalando los cables que tenía a mi cuerpo. James se paró enfrente de mi deteniendo mi camino.- Hazte a un lado.

-No puedes ir a verla, no hasta que te recuperes.- Se cruzó de brazos.

-Joder, James, quítate del medio o te quitaré yo.- Amenacé molesto.

-¡No puedes salir de la maldita habitación!- Me tomó por los brazos. Respiré profundo y tomé su hombro.

-Déjame ir, necesito verla.

-Los doctores dijeron…

-¡Me importa un demonios lo que los doctores dijeron, yo quiero verla!

Bajó la cabeza y se hizo a un lado. Me acerqué a la puerta y me tomó del brazo de nuevo.

-Ella no es cómo Jamie, tienes que cuidarla, hermano, hablo en serio.- Me miró severamente. No respondí, no sabía cómo. Salí de la habitación y corrí hasta la secretaria más cercana.

-Madeleine Harker.- Dije fríamente. La señora me señaló una puerta al final del pasillo y corrí hasta ella.

Cuando entré tuve una gran cantidad de ojos viéndome. Los padres de Made me veían con los ojos dolidos. Anabella, Emily y Gemma se acercaron a ver si estaba bien.

-¿Cómo está ella?- Pregunté acercándome a su cama. Madeleine estaba ahí, dormida y tranquila, sin saber qué pasaba.

-Los doctores aún no tienen un resultado en concreto, pero dicen que si despierta puede tener cierta falla en la memoria, en el peor de los casos puede no despertar por un tiempo.- Respondió la madre de Madeleine. Me acerqué a ella y la abracé.

-Señora Harker, lamento mucho lo que pasó…

-No te preocupes, mi niño, no fue tu culpa.- Acarició mi mejilla. Solté el aire y me levanté rápidamente.

-Sé que ustedes llevan mucho tiempo aquí.- Hablé para todos en la habitación.- Pero quisiera hablar con Madeleine un rato, ¿puedo?

Asintieron y salieron. Me senté en la camilla con cuidado de no pisarla. Tomé su mano y acaricié su cabello liso.

You are my troubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora