30.- Reencuentro.

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Gracias.- Le respondí a la señora tras el escritorio. Salí del edificio y, casi instintivamente, toqué mi vientre. No podía dejar que mi padre se enterara de esto o me echaría de casa sin pensarlo dos veces.

Anabella, ¿qué habías hecho?

Era una decisión que había tomado hace ya dos semanas y no pretendía volver hacia atrás. Era una decisión que estaría en mí por un largo tiempo.

Subí a mi auto y me subí un poco la camisa para acariciar la piel enrojecida de mi cadera. Aún no podía creer que me había hecho mi primer tatuaje.

“Pequeña”  pintaba el tatuaje. No comprendía muy bien por qué había decidido tatuarme esa palabra, pero la sentía personal, como si mi nombre ya no fuera Anabella sino ese. Lo irónico del asunto es que no he visto a la persona que me llamó así desde el primer momento.

James… ¿qué será de él? ¿Lo debería llamar? ¿Debería perdonarlo?

Antes de que pudiera seguir pensando mi celular comenzó a sonar. Lo atendí mientras aceleraba por la avenida.

-Diga.- Respondí, pero no obtuve respuesta.- ¿Hola?- La línea seguía en silencio. Iba a colgar cuando una voz habló.

-¿Anabella?

-¿Quién habla?

-Es… Soy yo… Digo, perdón, es Nicolas.

-¡Nicolas! Casi me matas de un susto. ¿Qué pasa? ¿Por qué no me llamas de tu celular?

-Estoy en el hospital.

-Oh dios mío, ¿estás bien?

-¿Te tardas mucho en llegar? Estoy en el hospital central- Preguntó de golpe. Miré la calle que colgaba de un metal por debajo del semáforo y asentí aunque no pudiera verme.

-Estoy a un par de calles de ahí, pero dime qué pasa.

Suspiró.- Es James. Un coche lo atropelló.

Frené de inmediato y me paralicé en el asiento.

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-¡¿Dónde está?!- Grité desesperada mientras corría por la sala principal del hospital.

-¡Señorita, debe bajar la voz!- Regañó una enfermera que venía furiosa hacia mí.

-¡A la mierda la voz! ¿Dónde está?

-¡Anabella!- Gritaron a mis espaldas. Me volteé y vi a Charlie parado junto con Gemma.- Está con nosotros.- Le dijo a la enfermera.

-Será mejor que mantengan a su amiga callada, los pacientes ya se han quejado cuatro veces.

-Váyase a la mierda.- Le contesté. Indignada ella se fue de ahí. Llegué hasta donde mis amigos y, sin  decir nada, me llevaron por un pasillo hasta la sala más alejada de todos.

-Aquí es.- Dijo Gemma. Apretó mi brazo en señal de que me apoyaba y yo entré.

-¿Dónde están los demás?- Pregunté.

-En la cafetería, pensamos que ustedes dos deberían estar a solas por un rato.

-¿Está despierto?

-Más que despierto está ansioso, le dijimos que vendrías. En tu lugar estaría muy pendiente de sus emociones, no es bueno que se altere mucho ahorita.- Contestó Charlie tranquilamente. Asentí y abrí la puerta un poco temerosa.

-Si eres Nicolas, mejor vete, estoy esperando a…- Pero se calló cuando me vio pasar por la entrada.- Anabella.- Terminó.

-Hola James.- Fue todo lo que pude decir mientras cerraba la puerta y me ponía a una distancia prudencial de la camilla.- ¿Cómo has estado?

-Me atropelló un carro, mi novia me dejó y nunca más volvió a hablarme, mi madre volvió de Carolina del Norte.- Apuntó a su bandeja de comida.- Ah, sí, y ya no tengo café.

¿Qué respondías ante eso? “No, James, tú me mentiste, pero ya no importa porque he pasado todo este año pensando en ti y en nuestra relación”

-Lamento que estés en el hospital.

-Supongo que tú tienes parte de la culpa.- Sonrió desganado.

-¿Yo?

-Iba pensando en ti cuando cruzaba la calle.- Explicó con un tono de voz como si quiera dar a entender que era algo muy natural en él.

-James, no hagas esto más…

-¿Más qué? ¿Más difícil? Ha sido difícil para mí desde que me abandonaste, no creo que se pueda poner peor.

Cerré los ojos y golpeé la pared que tenía al lado con el pie.- ¡Maldita seas!- Grité con furia. Seguí viendo la pared hasta que las palabras comenzaron a brotar de mi boca por sí solas.- Eres un imbécil, James McConaughey. Traté de olvidarte, de borrarte de mi mente, ¿y sabes qué hice?- Casi grité. Subí el comienzo de mi camisa y sentí las lágrimas caer.- ¡Te tatué en mi piel! No importa qué haga o cuánto lo intente, siempre encuentras la manera de volver a mí. Me está matando no estar cerca de ti, pero más me mata saber que no confías en mí. ¡Tú me estas matando!

Descargué el aire pesadamente y miré a James que me veía con los ojos bien abiertos.

-Pequeña… Tu...- Estiró una mano y yo la tomé sin saber qué más hacer.- No puedo creer que te hayas tatuado… por mí.

-Lo hice hoy.- Respondí  seca. Una lágrima cayó por mi mejilla y él la atajó antes de que llegara a mi labio.

-No llores, por favor, odio verte así.- Apretó el agarre y habló.- Sé que yo soy la causa de que todo esto haya pasado de la manera en qué pasó, pero dame una última oportunidad de explicarte todo, de demostrarte que puedo mejorar.

-Isabelle… Me dijo que nunca habías amado a nadie… Como me amas a mí.

-¿La conoces?- Frunció el ceño y me entraron ganas de besar todo su rostro.

-Puedo decir que la vi una sola vez en toda mi vida.- Me miró más fijo y pareció como si meditara lo que estaba por decir.

-Tiene razón. No he amado a nadie más que a ti, eres y siempre serás la única que tendrá la llave de mi corazón.

Cerré los ojos  y agaché la cabeza, negué con una sonrisa en mi rostro y me incliné para abrazar a James. Sentir sus brazos a mí alrededor después de tanto tiempo era reconfortante.

-Te extrañé tanto, pequeña.

-Yo también James.- Susurré contra su cabello.

-¿Esto quiere decir que me darás una oportunidad?- Me separé de él y sus ojos azules brillaron por un momento.

-Esto quiere decir que te daré el beneficio de la duda.

¡HOLAA!

Volví<3 Sé que puede ser corto o con errores, no me dio tiempo de leerlo.

Solo quería decirles que.... *no me maten* a la historia no le debe quedar no más de cinco capítulos, creo...

Quería hacer esta parte más larga, pero... No quiero darle vueltas a un mismo tema durante días y días....

So... ¡Comenten y voten!

Los adoro,

Ava.

You are my troubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora