-¡Por fin eres una mujer casada!- Me gritó Gemma saltando en mi cama. Me reí y Madeleine terminó de subir el cierre de mi vestido blanco.
-Técnicamente, todavía no. Falta una hora para eso.- Dije acomodando el vestido y subiéndome en los tacones plateados.- ¿Les he dicho anteriormente que odio los tacones?
-Si.- Dijeron las tres al mismo tiempo.
-Nunca lo olviden.
-Aún no puedo creer que realmente te estás casando con James "Chico Malo" McConaughey.
-¿No estás nerviosa? Porque yo sí lo estoy. No puedo entender cómo es que te casas hoy, simplemente no puedo.- Dijo mi madre tomando de su copa de vino mientras caminaba por todo el cuarto.
Me acerqué a ella y la abracé.
-Mamá, mamá, cálmate. Me casaré de la misma manera que tú te casaste con papá, estaré bien.
-¡No! Mi niña no se puede casar...
-Mamá, para de tomar, me alteras los nervios. ¿Por qué mejor no vas yendo a la iglesia? Estaré ahí en unos minutos.
-Está bien.- Dijo ella resignada.- No te tardes mucho, si lo haces, cancelaré todo.
-Mamá...- Reproché. Me sonrió de medio lado y salió de la habitación.
Emily y Gemma salieron para esperarnos en la entrada de mi casa, se pavoneaban por todos lados con sus vestidos rojos de damas de honor/madrinas de la boda. La verdad era que las tres eran madrinas de mi boda y a su vez eran damas de honor, no podía decidir entre las tres, así que mejor idea fue que todas tuvieran doble trabajo.
Madeleine se quedó detrás de mí buscando las llaves del carro.
-Es increíble que te estés casando en un vestido blanco.... ¡Y corto!
Miré mi vestido y me reí. No era exactamente corto, pero no era el típico traje que una novia usaría para entrar en una iglesia.
-Oye, es bonito.
-Anabella... Tú sabes que yo no suelo decir discursos melosos, pero me parece que este es el mejor momento para dejar sacar ese lado de mí.
-Ni lo sueñes, Madeleine Harker, comenzaré a llorar y el maquillaje nos tardó dos horas.
-Pero....
-Yo sé, me amas y te parece del otro mundo que yo me esté casando, que ya crecí mucho y que si, por cosas de la vida, me arrepentía, tú misma me sacarás de la iglesia y me llevarás a un lugar alejado para que nadie me vea en vestido y sin novio.
Hizo una mueca y me sacó la lengua.
-Detesto que me conozcas tanto.
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-Anabella, ¿aceptas a James en la salud y en la enfermedad , en la...
-Yo....- Interrumpí al Padre. Sentí la mirada de James a mi lado y reprimí una risa interior. Me volteé hacia él y puse una mueca.- Lo lamento, pero no....
-Anabell, pequeña, ¿qué pasa?
-No puedo, James, no puedo...
-¿No puedes?
-No.
-No te estoy entendiendo. ¿Estás diciendo que no puedes casarte?
-No...
-Pero...
-No puedo casarme sin antes hacer algo.- Su cara de confusión siempre será digna de fotografiar.
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You are my trouble
Roman pour AdolescentsEn un perfecto cliché del destino, Anabella y James se vuelven a encontrar al otro lado del océano, un año después y en una boda. Ninguno con muchas expectativas de quedarse en la vida del otro, pero nada sale como esperamos. Ella es muy cabezota pa...