Otro mes después…
Emily
Dejé el plato en el fregadero y corrí hasta la oficina que había en la casa. Cuando estaba cruzando en un pasillo choqué contra Nicolas.
-Ve más lento, hermanita.- Rodé los ojos. Él sabía que odiaba eso de “hermanita” pero le encantaba hacerme la vida imposible. Tan solo habían pasado dos meses desde que vivíamos en la misma casa y ya quería saltar por la ventana y prenderle fuego a la construcción.
-Piérdete, Nicolas.- Lo empujé y seguí corriendo.
-¡El cariño es mutuo!- Gritó a mis espaldas.
Llegué al estudio, cerré la puerta con llave y encendí el ordenador.
Por favor que esté conectado, por favor que esté conectado…
Abrí el Skype y esperé hasta que una ventana apareció en la pantalla.
“Aron Jones desea comenzar una video llamada: ¿Aceptar o Negar?”
Presioné aceptar y el rostro de Aron inundó mi computadora.
-Hola ahí.- Saludó.
-Hola allá.- Respondí. La diferencia horaria siempre solía ser un problema cuando hablábamos.- ¿Qué tan tarde es allá?
Revisó su reloj y sonrió de lado.
-Las 2:45 am.
-Lo siento, no deberías tener que estar despierto a esa hora solo para hablarme.
-Está bien, por ti no dormiría en todo el día.- Me guiñó un ojo y yo solo pude agachar la cabeza para que no viera como me sonrojaba. Nos habíamos visto una sola vez en persona, pero antes de irse habíamos cambiado contactos y hablábamos casi todos los días por Skype.
No era que me estuviera enamorando ni nada…
Al diablo, si me estaba enamorando.
Hablamos por una hora hasta que el silencio inundó la conversación. Aron se rascó la nuca y comenzó a jugar con sus manos.
-¿Pasa algo?- Pregunté.
-No… De hecho si… No sé si decírtelo… Será mejor que no.- Tartamudeó.
-Aron, solo dímelo.- ¿Qué podía ser tan importante?
Tomó aire y me miró a los ojos, algo un poco difícil porque de hecho estaba viendo a la cámara.
-Em, sé que yo estoy en Australia y tú en Estados Unidos, pero en estos dos meses de verdad he sentido que contigo puedo ser yo y no tengo que pretender ser agradable o educado.- Fruncí el ceño sin entender a dónde quería llegar.- Hablando contigo puedo hacer idioteces sin temor a que me juzgues. Tus ojos se ven hermosos a través de la pantalla y nunca olvidaré ese brillo que tenían cuando te conocí aquella vez.- No pude evitar que mis ojos se aguaran.- Me gustas, Emily Vernon, me gustas de verdad.
Por un minuto dejé de sentir a mis pulmones funcionando y no hallaba palabras que decir.
¡Le gusto! ¡De verdad le gusto!
Sin embargo, mi cerebro no conectó con mi boca y lo primero que salió de ella fue:
-Cul, te hablo luego.- Cerré las ventanas y apagué el CPU de una. Me recosté en la silla y llevé la cabeza hacia atrás.- ¿Qué acaba de pasar?- Me golpeé la cabeza.- Si a ti te gusta, ¿por qué me hiciste decir eso?- Le reclamé a mi cerebro.

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You are my trouble
Novela JuvenilEn un perfecto cliché del destino, Anabella y James se vuelven a encontrar al otro lado del océano, un año después y en una boda. Ninguno con muchas expectativas de quedarse en la vida del otro, pero nada sale como esperamos. Ella es muy cabezota pa...