Descubrimientos y...

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Aquella mañana despertó mucho antes de lo habitual, no sabía con exactitud qué hora sería pero el sol, que a penas se asomaba por el horizonte, le avisaba que aún era temprano. Se levantó del futón donde dormía, lo dobló con sumo cuidado y lo colocó en un cajón libre del mueble de madera rústico pegado en la pared. Un bostezo escapó de sus labios y se estiró un poco alzando sus brazos por encima de su cabeza, sintiendo sus músculos contraerse y después relajarse.

Caminó con parsimonia hasta la puerta de salida y pudo escuchar el canto de las aves que se encontraban fuera. Llegó hasta la cocina y sintió una extraña sensación de vacío al no ver al conejo cocinando allí, pensó que quizás se había acostumbrado demasiado a su compañía y a su presencia en general. Tadashi era el único ser vivo, a parte del sacerdote, al cual no aborrecia e incluso podía decir que era su mejor amigo, único en realidad. Salió del templo y se sentó en el porche a admirar el paisaje mientras sus pensamientos volaban de un lado a otro dentro de su cabeza.

Pensó en que pronto sería primavera y que 'esa' época estaba cerca, años anteriores no le había molestado pues tanto él como Tadashi eran machos y nunca había habido una hembra cerca, pero recientemente el olor de una coneja le llegaba del bosque y eso comenzaba a preocuparle. No sabía realmente cuál era el principal problema pero no le agradaba la idea de que su amigo escapara para aparearse con alguna hembra desconocida, aunque imaginar pequeños conejitos de pelaje café le era satisfactorio de alguna manera.

Sus pensamientos iban de una linea de pensamiento a otra, pero todas llegaban a un punto en común; su amigo conejo.

Let us be togetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora