Especial 2. De gatos y Búhos.

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El felino de oscuro pelaje lamía con calma y dedicación al más pequeño, poniendo especial atención en los lugares más escondidos, mientras el contrario con las mejillas rojas se aferraba a los brazos del mayor. El ambiente estaba silencioso y comenzaba a calentarse lentamente mientras las manos de Kuroo acariciaban con delicadeza la piel del gato debajo suyo.

-Eres un gatito bueno Kenma -Ronroneó en el oído del gato de pelaje claro, lamiendo luego esa parte tan sensible. Provocando que el otro también comenzará a ronronear de puro gusto.

Las falanges del mayor comenzaban a bajar lentamente por la piel del abdomen contrario, pasando la punta delicadamente por la superficie, provocando estremecimientos en el cuerpo ajeno. Sus labios besaba y lamian el cuello de su amigo de la infancia, dejando un par de mordidas esporádicas en lugares estratégicos.

-¡Kurooooooo! -Se escuchó una voz acercándose a ellos, junto al aleteo ruidoso de un ave de tamaño mediano. -Bro, ¿a que no sabes que encontré?

El gatito de pelaje amarillo con blanco saltó en su lugar, pegándole accidentalmente con la cabeza a Kuroo, para después salir corriendo hacia algún lugar donde esconderse. El gato mayor comenzó a acariciar con su pata aquel lugar, mientras se lamentaba internamente la desafortunada coordinación de su amigo búho.

--No bro, ¿Qué encontraste? -Cuestionó el gato, genuinamente interesado, olvidando el asunto con Kenma; ya encontraría la manera de arreglarse con él.

-¡Unos conejos peleando con un zorro!  ¡Y el zorro va perdiendo! -Exclamó con sorpresa el búho, mientras extendía sus extremidades dándole énfasis a sus palabras. Ambos comenzarón a hablar con entusiasmo acerca del asunto mientras Kenma se encontraba hecho bolita escondido entre algunas rocas, maldiciendo al de plumaje gris.

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