Valentía.

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El clima de esa mañana era frío, quizás por debajo de los 4°C, y Yamaguchi había decidido salir al pueblo en busca de un poco de arroz, el que tenían en su almacén se había terminado hace poco y deseaba preparar un poco de sopa de arroz con verduras.

Caminaba lado a lado con el zorro de pelaje dorado, a paso tranquilo en dirección a su hogar. Tsukishima llevaba sobre el hombro un gran costal lleno de arroz blanco, producto de la última cosecha, algunos de los habitantes de aquel pueblo les ofrecían ese tipo de regalos gracias a que eran ayudantes del sacerdote de la zona, la mayoría de la gente le tenía un gran respeto y gratitud al hombre debido a toda la ayuda que siempre les había brindado. El silencio presente entre ellos era uno cómodo, como si no tuvieran la necesidad de decir ni una sola palabra para sentirse a gusto con el contrario, sensación que hacía varios días no experimentaban.

Estaban justo saliendo del pueblo y entrando al bosque cuando escucharon las hojas de un arbusto cercano moverse, por instinto el conejo se escondió tras la espalda del más alto, mismo que se posicionó en forma defensiva, cubriendo con su cuerpo la figura del contrario; era algo que hacían ante la posibilidad de peligro desde que se conocieron cuando eran más jóvenes y que aún ahora seguían haciendo. El lomo del zorro se tensó intensamente al percibir un aroma desconocido y amenazante en aquel lugar, un olor a lobo. Dejó cuidadosamente el bulto sobre el suelo, sin hacer demasiado ruido y alistándose para pelear, todo su cuerpo se encontraba erizado en anticipación.

De pronto una figura gris, ligeramente más pequeña que la del zorro, saltó desde un grupo de hojas a la izquierda de ambos, era evidente que su objetivo era Yamaguchi, sin embargo Kei alcanzó a reaccionar rápidamente, colocándose enmedio, recibiendo una mordida en su hombro izquierdo, aunque empujando al lobo en el intercambio, haciéndole retroceder y, por ende, alejarse un par de metros de ellos. El de pelaje rubio gruñó con molestia y amenaza, en general era un animal tranquilo y hogareño, sin embargo no dejaría que nadie nunca lastimara a Yamaguchi, eso lo tenía muy claro.

El lobo estaba a punto de saltar nuevamente al ataque, dispuesto esta vez a pelear contra el zorro por su presa, pero justo antes de que brincara con la boca abierta preparado para soltar una mordida, el conejo le brindó una patada justo en la mandíbula, haciendo que sufriera un mareo y cayera de cara sobre el suelo. Ante aquella situación inesperada el de pelaje gris se alejó de ellos corriendo, su casería no había resultado como esperaba.

Yamaguchi estaba temblando, tenía miedo y aún recordaba aquella vez en que su familia fue asesinada hace años, sin embargo al ver la sangre saliendo de la herida en el hombro de Tsukishima algo en su cabeza despertó, llenándole de adrenalina y valentía, lo justo como para que se atreviera a golpear al depredador con el fin de proteger al zorro. Está vez protegería a la persona más importante en su vida, estaba seguro.

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N/A. Deseo que les haya gustado este capítulo, a mi en lo personal me gustó la actitud de Yamaguchi. Lamento haber herido a Tsukki, era necesario.

(Por cierto me disculpo por cualquier error, lo escribo desde el celular y a veces se me va el dedo mal o el autocorrector hace de las suyas)

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