Nuevos amigos.

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Tsukishima sentía su sangre hervir dentro de sus venas, desde hacía días que Tadashi ya no era el mismo; aceptaba parte de la culpa del desgaste de su relación por haberle ignorado abiertamente, pero es que no quería saltar encima de su mejor amigo y arruinar la amistad que tantos años había sido su soporte. Justo en ese momento se encontraba recostado dentro de su habitación mientras escuchaba las voces de tres roedores provenir de la sala, aparentemente Tadashi se había vuelto cercano a Yachi y al otro molesto e hiperactivo conejo de pelaje naranja. No es que le molestase que su mejor amigo consiguiera nuevas amistades pero simplemente detestaba el hecho de que él parecía ser dejado de lado últimamente, estaba acostumbrado a ser prioridad para el de pelaje con manchas.

Soltó un suspiro mientras peinaba su pelo con la lengua, no podía hacer nada con la molestía que llevaba dentro, el reclamarle al conejo por tener más amigos aparte de él no parecía muy apropiado, sólo terminaría revelando sus sentimientos y eso es lo que menos quería en ese momento. Con esa ya sería la tercera vez que se aseaba desde que había tomado el almuerzo dos horas antes, extrañaba su pacífica vida de antes.

En algún punto decidió que no era lo ideal quedarse en cama a lamentarse su patética situación así que se levantó, arregló su ropa y salió de la habitación sin si quiera dar una mirada a los conejos. Prefería no humillarse más y simplemente salir con la dignidad que conservaba a conseguir la comida de la tarde, por alguna extraña razón tenía antojo de carne de conejo.

Iba con sus infantiles pensamientos cuando escuchó un ruido proveniente de un árbol cercano, justo cuando quería relajarse y aclarar su mente llega algún intruso; definitivamente la vida lo detestaba, aunque en esos momentos pensaba que el sentimiento era recíproco.

-Hola zorrito~ veo que estás sólo y frustrado~ -Fue el burlón saludo de un gato negro acostado en una rama del árbol.

Tsukishima no pudo más que maldecir su suerte, no necesitaba de ayuda externa para sentirse patético, y justo llega aquel felino a arruinar aún más su humor.

-¡Hey hey hey! Ese es el zorro de la vez pasada. -Señaló cierta ave de tamaño mediano que acababa de posarse en la misma rama en que estaba el gato.

¿Era realmente en serio o la vida se estaba burlando cínicamente de él en su propia cara? Un gruñido escapó de su garganta involuntariamente y estuvo a punto de decidir comer búho asado cuando la voz del felino volvió a sonar.

-Así es. Es un zorro bastante interesante, está enamorado de un conejo y además no se defiende cuando sus presas lo golpean. - Kei no estaba seguro si el gato se burlaba a propósito de su situación o si simplemente intentaba darle un resumen decente a la ruidosa ave.

-¡Oh! Eso es muy interesante, aunque me pregunto si es que el conejo también está enamorado de este zorro, sería mucho más genial que sí. -El búho parecía ser bastante más sincero que el felino aunque el zorro no bajaría su guardia de cualquier manera.

-Callense o podría darme hambre. -intentó sonar algo amenazante, aunque lo más seguro era que los contrarios pudieran ver a través de su patético comportamiento.

-Vamos zorro, no te desanimes que nosotros somos tan amables que te daremos consejos. -aparentemente Tsukishima se había convertido en el nuevo juguete de aquellos dos curiosos animales.

-Si, nosotros somos expertos en el amor. Dejánoslo a Kuroo y a mi. -El búho era escandaloso y había decidido intervenir en su vida, definitivamente las cosas iban de mal en peor.

El zorro decidió dejar aquella conversación sin sentido y seguir con la tarea que tenía en mente, conseguir algún animal pequeño para comer. Comenzó a caminar internandose en el bosque pero no tardó demasiado en escuchar pisadas detrás de él, al parecer no se iba a librar de esas molestías con tanta facilidad.

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Dedicado con love a k-sin_nombre

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