Captive [McLennon]

Epílogo.

Ni siquiera recuerdo bien cómo fue que llegamos a uno de los barcos de Teach, que estaba lleno de nuestros pocos hombres sobrevivientes, que miraban con tristeza como era que su barco era consumido junto con su capitán. 

   Los hombres se quitaron el sombrero en cuanto vieron que solo Mike y yo abordamos el barco, y dirigieron sus miradas hacia las velas negras del Fancy, prendidas en llamas. 

   —¡Por el capitán!— gritó un hombre, sacando una botella de ron y dándole un trago muy profundo. 

   —¡Por honrar su puesto y hundirse con el barco!— brindó otro, quitándole la botella al primer hombre y dándole otro trago. El aire comenzó a llenarse con brindis que solo hacían que mi corazón me doliera más con cada recuerdo del gran hombre que había sido Paul, hasta que la botella llegó a mis manos. 

   —¡Por el hombre más valiente que conocí!— brindé, y tomé todo lo que quedaba del ron. Quizá si me emborrachaba todo fuera a estar mejor. Todo dejaría de doler, pero no podía hacer algo tan cobarde. 

   Paul merecía todo el dolor que estaba sintiendo. Cada lágrima era para él y su recuerdo. Por el vacío que había dejado después de consumirse en las llamas del Fancy. 

   ~°~°~

Llegamos a Inglaterra al día siguiente. Los hombres habían votado por un nuevo capitán que dirigiera el nuevo barco, y no podía negar que me parecía apropiado que Mike fuera quien asumiera el puesto de su hermano. 

   —Tienes que irte— me dijo Mike en cuanto vislumbramos tierras inglesas. 

   —Supuse que no me querrías en el barco más tiempo— contesté. 

   —Tienes razón, no te quiero en el barco. Tú eres el causante de la muerte de mi hermano.— reprochó éste, recargándose en la barandilla.  

   —Lo sé— admití, sintiendo como mi corazón se encogía. 

   —Paul te amaba como nunca amó a nadie. Eso es lo único que hace que no te mate.

   —No deseo otra cosa más que morir, Mike. No tengo nada. 

   —Tienes tu venganza. Mataste a Stuart, y en el camino mataste a mi hermano. ¿Eso no es suficiente para ti?

    —Creí que cuando matara a Stuart me sentiría mejor, pero... Ni siquiera me importa. No valía la pena sacrificar a Paul por una vida tan miserable como la de Stuart. 

   —Mi hermano era diez veces más hombre que ese idiota, y aún así no te importó. Querías tu venganza, querías verlo morir frente a ti, y lo tienes. Paul te dio todo lo que querías. 

   —No quería que muriera, Mike. Amo a tu hermano.— Mike soltó una pequeña risita y me miró despectivamente —Vaya amor— susurró. Éste se dio la vuelta y subió por las escaleras hasta perderse de vista. 

   Cuando los hombres bajaron la tabla para que pudiera caminar hasta el puerto, algunos se quitaron su sombrero al verme pasar, sin nada más que un pañuelo y una pistola firmemente sujetas a mi mano. Algunos otros desviaron la vista, culpándome de la muerte de Paul. 

   —No se sienta mal. El capitán Paul no lo culpa.— me dijo uno de los hombres, sonriendo tristemente. —Lo estará esperando— susurró. 

   —¿Qué?— pregunté, pero, con un parpadeo, el hombre ya no estaba. 

   Algunos hombres me miraron un poco extrañados, pero no dijeron nada, y no parecían haber notado la presencia del hombre que tan solo segundos antes estaba hablando conmigo.