Capítulo 15.

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Ni siquiera hice el intento de ir a dormir, sabía que no lo conseguiría. Podía sentir mi cerebro maquinando toda clase de preguntas a toda velocidad dentro de mi cráneo, y todas a causa de una sola palabra. 

    McCartney

    Masticaba cada sílaba, la escrutaba, la deshacía y la volvía a hacer, pero seguía llevándome al mismo lugar: a ninguna parte. 

    Fingía conducir el barco, aunque lo único que realmente estaba haciendo era sujetar el timón y mantener el curso, como si estuviera arrastrando al barco al mismo lugar a dónde me llevaban mis preguntas. 

     Pasé así una buena parte de la noche, observando como los vigías hacían su cambio de turno, agotados por las horas que tenían que pasar de pie en espera de la tierra que aún se encontraba a millas de distancia. 

    Todos parecían cansados, a excepción mía. 

    Mantuve el curso durante toda la noche, hasta que los rayos anaranjados comenzaron a pintar el cielo y con ello los hombres comenzaron a salir de abajo de la cubierta. Uno de los primeros hombres en salir como rata de su escondite fue Mike, el hermando de Paul, que tenía unas profundas ojeras debajo de sus ojos que brillaban con más malicia de la esperada, pero de inmediato al sentirse caliente bajo los rayos del sol, este pareció relajarse e incluso me dirigió un pequeño saludo antes de ponerse a limpiar la cubierta, que yacía manchada de cera por las reparaciones del día anterior. 

    Creí una buena idea bajar a preguntarle qué era lo que quería decirme Paul con todas las palabras que no podía sacar de mi mente, pero sabía que el juego de su hermano no funcionaba de esa forma, por lo que me abstuve de hacerlo. 

    —¡Primera vez que veo que despierta temprano, capitán!— me saludó Stuart sonriente, subiendo los peldaños que me elevaban de la cubierta llena de hombres. El lugar a donde solo los privilegiados podían subir. —Mejor dicho, una de las primeras noches que no duermo— lo corregí. 

   —Yo creía que el capitán siempre necesitaba su sueño de belleza— bromeó el maestre Swan, subiendo lentamente por las escaleras. A pesar de su avanzada edad y de que ni él ni yo nos llevábamos particularmente bien, Stuart y él eran grandes amigos, además de que el maestre nunca perdía una oportunidad para fastidiar mi existencia. 

     —Esta noche no, maestre, esta noche nos conduje hacia nuestro destino que con seguridad alcanzaremos en cuatro semanas más— el hombre chasqueó la lengua, incrédulo de mis palabras, pero no agregó nada más. Le cedí el timón al maestre, que aceptó a regañadientes. 

    —Ven conmigo, necesito que hablemos— le ordené a Stuart mientras rascaba perezosamente mi sien, que había comenzado a palpitar hasta crear un molesto dolor de cabeza. Bajé hasta mi camarote y dejé la puerta abierta para que Stuart pasara. Este cerró la puerta con un puntapié y tuvo la confianza de mostrarse preocupado. 

    —¿Y bien? ¿Por qué no dormiste?— preguntó este llevándose las manos a la cadera —Discúlpame, madre— bromeé, haciendo sonreír a Stuart  —Tú no tienes madre, recuerda eso— agregó este sonriente —No, pero te tengo a ti y es casi lo mismo. No dormí porque no podía hacerlo, eso es todo—

    —Deberías de haber caído muerto de sueño, tuvimos una jornada cansada ayer— asentí y me quité las botas, sintiendo cada músculo de mi cuerpo agotado pero el deseo de dormir no llegaba. —No quería que criticaras mis hábitos de sueño, quiero saber qué sabes sobre la familia McCartney— Stuart abrió mucho sus ojos, y de inmediato negó con la cabeza. 

   —No me suena.

   —¡Haz memoria! ¡Lo he escuchado en alguna parte, pero no sé en dónde! Haz pasado más de la mitad de mi vida a mi lado, Stuart, si alguien puede ayudarme a completar esa laguna en mi memoria eres tú— Stuart rascó su creciente barba por unos segundos antes de admitir: —Yo también lo he escuchado en algún sitio, pero no puedo recordar en dónde— 

    Solté un estruendoso suspiro y me arrojé al colchón de la cama con un ligero sabor a desesperación creciendo en mi boca. 

    —¿Por qué es de vital importancia saber eso, John?— preguntó Stuart pasados unos minutos en donde esperaba que hubiera estado haciendo memoria —Es sobre Paul, ese es su apellido— incluso a distancia logré escuchar el bufido que soltó Stuart al escuchar mi respuesta —Te está comiendo vivo ¿Por qué tanta atención al chico? Sé que quieres tener a tu enemigo cerca y toda esas tonterías, John, pero esto es absurdo—

    —Ni siquiera yo sé porque es que quiero saberlo, solo sé que lo deseo. Siento que es importante saberlo— Stuart se acercó a mi rostro hasta tal punto que parecía que podría besarme y negó con la cabeza —Si sigues así, yo mismo arrojaré a ese chico por la borda— sonreí ligeramente y le di un golpe a mi amigo en su vientre con ayuda de mi rodilla, logrando que retrocediera unos pasos. 

    —Yo mismo lo arrojaré en cuanto termine de descubrir todo lo que tiene para darme.

    —Si no es que te devora primero. 

Captive [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora