Capítulo 55.

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Pasé buena parte del día pensando en qué diría durante el juicio, por eso mismo me sorprendió que en cuanto los guardias llegaran por mi, yo aún no estaba muy seguro de lo que iba a decir. Esta vez no hubo necesidad de arrastrarme por los pasillos para que me limpiara. Era obvio que a un juez no le interesaría saber si yo estaba limpio o no. 

    Creí que seria un juicio cerrado, pero al parecer me había equivocado. Habían miembros de la realeza baja y algunos pueblerinos en el interior del salón donde me interrogarían. Todos me miraron con asco en cuanto entré, pero si intentaba regresarles la mirada, estos volteaban a otro lado como si no existiera. 

    Me hicieron sentarme en una silla individual frente al juez y a vista de todos los presentes. Amarraron mis muñecas y tobillos a la madera como si fuera a escaparme y me dejaron ahí. Mis nervios iban en aumento. 

    Logré ver a mi tía y a Stuart sentados a mi lado izquierdo, y mi tío apareció a mi derecha, listo para defenderme. 

    —Todo saldrá bien, John— me dijo mi tío, intentando tranquilizarme. Me había mentalizado en que saldría con vida de este lío y podría ir a darle caza a Paul, quizá por eso era por lo que fallar no parecía ser una buena opción. 

    El bullicio de los cuchicheos de la gente fue rápidamente apagado en cuanto el juez entró al tribunal. No lucía como un tipo especialmente duro, pero imponía poder. Tomó asiento, justo enfrente a mi, y comenzó a leer los papeles que estaban regados en su escritorio antes de carraspear un poco y dar unos pequeños golpes en la mesa. 

    —El juicio contra el capitán John Winston Lennon comienza— informó este. El juez comenzó a leer el montón de cargos que tenía encima, entre los que destacaba traición, incompetencia y piratería. ¡Esa era una estupidez! ¡Yo ni siquiera era pirata! 

   Si antes parecía que los espectadores me detestaban, ahora me odiaban. 

    —Capitán ¿Cómo se declara?— preguntó el juez, mirándome directamente a través de sus gafas. 

    —Completamente inocente— contesté. Había asistido a juicios antes, y sabía que lo mejor que podía hacer era responder únicamente lo que me preguntaban sin dar más detalles, y pareció funcionar en esa ocasión, porque el juez solo asintió y volvió su vista hacia los papeles. 

    —El primer testigo es el Barón William Swan, quien ocupaba el cargo de maestre en la tripulación del capitán Lennon— leyó el juez. El maestre Swan se puso de pie entre todos los presentes y me sonrió pretenciosamente. No contaba con que ese imbécil iba a declarar. Era obvio que me odiaba, y su declaración no me iba a servir para nada.

    —¿Puede decirnos qué clase de capitán es nuestro acusado?— preguntó el juez en cuanto el maestre Swan se sentó y juró. 

    —Incompetente totalmente. El barco pudo haberse hundido de no ser por el primer oficial— rodé los ojos. Esperaba que dijera algo de ese estilo. —El capitán cayó por la borda en la primera tormenta, y el primer oficial lo rescató del océano, además de que parece que goza de tendencias suicidas, al atacar un barco pirata que nos doblaba en la cantidad tripulación y cañones— 

   —¡Mentiroso!— grité sin poder contenerme. El barco era el barco pirata más pequeño que había visto en mi vida, y tenía muy pocos cañones. Mi tío me miró de mala manera, al igual que el juez —Capitán, deje que el Barón dé su testimonio— ordenó. 

    Durante los próximos cinco minutos, el maestre Swan se dedicó a decir que yo era el capitán más estúpido que había visto en su vida, mientras que para él, Stuart parecía ser un verdadero héroe. También recalcó mil veces que nunca vio que Paul hiciera algo extraño o intentara seducirme, que yo mismo era quién me había ofrecido a dejarle la cena todos los días. También utilizó en mi contra el hecho de que nombrara a Paul tercer oficial y de que siempre estuviera intentando protegerlo. 

Captive [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora