Capítulo 24.

8.3K 634 131
                                    

Se miró en el espejo sintiéndose un tonto disfrazado por aquel traje que había sido una exigencia escolar para su graduación, no tenía sentido, aunque para él la mayoría de las cosas carecían de sentido a partir de los tres meses que había pasado separado de Harry. Era como si viviera por vivir, como si continuara simplemente porque de eso se trataba la vida.

Se sentó sobre su cama después de comprobar que le sobraba tiempo, tampoco era que le emocionara y que por eso se había arreglado rápido, era sólo que no le había puesto empeño. 

Rebuscó entre sus cosas desesperadamente y cuando encontró el papel que buscaba, lo miró, doblado y maltratado. Se podía ver claramente en él todos los rastros de las lágrimas que se habían derramado al leerlo. Al desdoblarlo recitó cada una de las líneas de memoria, simplemente lo había leído tantas veces que lo había memorizado como si fuera una de sus canciones preferidas.

- Louis, es hora de irnos – entró Jay a su habitación sin siquiera dar aviso.

El de ojos azules levantó la mirada y se topó con su madre que lo veía completamente preocupada. Ella sabía que era aquel papel que él tenía en sus manos, lo había visto llorar mientras lo leía en incontables ocasiones desde aquella tarde en la que él había llegado a su casa completamente destrozado con la historia de que Harry se había marchado.

- En un segundo voy – dijo él tratando de tranquilizarla con aquello.

- ¿Estás bien? – preguntó la mujer como si hubiera estado demasiado tiempo conteniéndose aquella pregunta.

- Excelente – dijo él sin más, encogiéndose de hombros haciendo que sus palabras fueran poco convincentes.

- De acuerdo – dijo ella dudosa para después retirarse sin decir nada más.

Odiaba todo aquello. Las personas lo miraban con una lástima infinita siempre que hablaban con él, como si se tratara de un cristal que con movimientos bruscos se pudiera romper y era estresante. Sabía que se preocupaban, pero es que no se podía destruir más de lo que ya estaba. Ellos no entendían el terrible trabajo que era para él el simple hecho de seguir viviendo “normalmente”.

Guardó el papel en el bolsillo de su elegante traje y sin más se levantó mirándose por última vez en el espejo notando que desafortunadamente los rasgos de tristeza estaban marcados en extremo en su rostro… ¿Cómo volver a ser feliz?

Bajó las escaleras lentamente como si el simple hecho de moverse le doliera. Cuando estuvo en la sala de estar se topó con que todas aquellas chicas con las que vivía se veían completamente hermosas. Tanto sus hermanas como su madre llevaban vestidos que les favorecían por completo y él simplemente se sintió orgulloso de que fueran su familia y que al entrar al local de la ceremonia de graduación todos los presentes vieran que entraban con él.

El camino hacía aquel lugar no había sido demasiado largo y de repente se le había escapado una pequeña sonrisa al leer un mensaje de Zayn donde le decía que se veía como tal cual pingüino en tan ridículo traje. Él no tuvo más que hacer que darle toda la razón a su mejor amigo el cual se había esmerado con todas sus fuerzas en hacerlo sonreír cada día desde el momento en el que el amor de su vida se había marchado para no volver.

Cuando llegó se tomó su tiempo para buscar a sus tres amigos con la mirada hasta que los encontró en un área. Ahí estaban Lian, Niall y Zayn hablando de una manera demasiado relajada mientras soltaban de vez en cuando sonoras carcajadas que lograban captar la atención de las personas que se encontraban cerca de ellos. Sonrió inconcientemente ante esto y después de dejar a su madre y hermanas en unas sillas que les dieran una vista perfecta del evento, se acercó a ellos en busca de distracción.

A Primera Vista... [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora