Final.

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Pensó en todas las cosas que hubieran podido pasar si simplemente hubiera seguido su corazón y sus instintos desde el principio. Sabía que jamás habría sufrido tanto, pero lo hecho, hecho estaba y ya que se había encargado de poner en orden su vida, no se arrepentía de nada. Al final todos aquellos sucesos habían construido el camino que lo hacían encontrarse en ese lugar, en ese momento.

Guardó todo en su maleta, verificando que no le faltara nada, no quería perder el tiempo regresando por cosas olvidadas. El tiempo era valioso, no podía desperdiciar ni siquiera un segundo por más tonto que sonara aquello.

-          ¿Estás listo? – escuchó la voz ronca de su novio hacer aquella pregunta.

Volteó a mirarlo y lo encontró apoyado en el marco de la puerta de la habitación con los brazos cruzados sobre el pecho. Sintió como si hubiera regresado en el tiempo y estuviera viviendo de nuevo ese día tan triste en el que se habían separado por segunda ocasión.

-          Si – respondió tranquilo cerrando la maleta.

Harry se acercó rápidamente hacia él y tomó la maleta.

-          Te ayudaré con esto.

-          Sólo es una maleta – dijo Louis sonriendo pero cediendo, dejándose querer por su novio.

-          Puedes quedar sin brazo por sólo una maleta – replicó – y yo te quiero entero.

Louis rió divertido por aquello y deposito un rápido pero dulce beso en los labios del rizado.

Ambos salieron de la habitación caminando por ese lugar tan familiar en el que habían vivido juntos por un año desde que Louis había llegado a Nueva York de repente completamente convencido de que sin importar dónde, quería estar con Harry.

Al llegar a la sala de estar se encontraron con que las maletas del de ojos verdes ya se encontraban ahí completamente hechas. A Louis realmente le había sorprendido aquello porque normalmente él era el más responsable de ambos.

-          Creo que estás ansioso por irte – soltó divertido el de ojos azules.

-          Sólo un poco – tomó con la mano libre las otras maletas y le hizo una seña con la cabeza a Louis para que le ayudara abriendo la puerta principal de su casa – vamos – soltó caminando hacia el exterior.

El de ojos azules sonrió puesto que sabía que Harry realmente ansiaba hacer aquel viaje. Le había regalado los boletos por su aniversario, pero en realidad sabía que aquel era uno de los lugares favoritos del chico de rizos y siempre había soñado con conocerlo y hacer una historia donde todo se desarrollara ahí, en París, Francia.

Cuando llegaron al auto Louis buscó en las bolsas del rizado hasta encontrar las llaves mientras se ganaba miradas extrañadas de las personas que pasaban cerca de ellos ya que aquello parecía más bien un manoseo indecoroso a lo que Harry rió con ánimo al mismo tiempo que él se sonrojaba hasta las orejas por la vergüenza que aquello le causaba.

Cantó victoria al encontrar las llaves y abrió el auto lo más rápido que pudo para que su novio pudiera poner las maletas dentro. Hecho todo aquello, ambos entraron para dirigirse a ese aeropuerto que simplemente significaba pérdida para ellos, pero en esa ocasión iban a darle a todo un nuevo sentido.

Los procesos largos de documentación y cosas sin sentido que tuvieron que hacer en el aeropuerto hicieron que Louis se sintiera mal humorado al subir al avión, pero al sentir la mano del rizado entrelazarse con la suya recordó muy bien a dónde se dirigían y la razón por la que lo habían instalando automáticamente tranquilidad en su interior.

A Primera Vista... [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora