Capítulo 33.

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-          ¿Entonces a dónde vamos? – preguntó Zayn mientras caminaba a un lado de su mejor amigo.

-          A esos lugares donde bañan y arreglan mascotas – explicó – Harry me pidió el favor de que fuera por Ella.

-          ¿Ella?

-          Su perra – aclaró.

-          Oh… - soltó pensativo el de cabello negro – quiere decir que su relación es más que formal, digo, ya comparten mascota.

-          ¿Qué? – se alarmó – es de él, sólo le hago un favor en lo que termina de escribir el libro.

-          Hummm… interesante – razonó – entonces comparten mascotas y aprovechan el hecho de que él es tu jefe para acomodar sus horarios y poder cuidarlo – escuchó a Louis soltar un bufido de frustración – cuando Niall y yo quisimos tener una mascota decidimos que sería un conejo pero más tardó en llegar a casa que en morir – rió – ninguno tenía tiempo, creo que debimos de optar por un perro así como ustedes.

-          ¡Que no es de los dos, es sólo suyo!

-          Como sea.

Ambos entraron a aquel lugar que se encontraba lleno de distintos animales pero que a pesar de eso tenía un olor a limpieza extrema, lo que hacía que el ambiente fuera más que agradable para cualquiera que entrara, incluso para las personas que no sentían nada por los animales.

Louis habló un momento con la encargada y después de unos minutos más le entregaron a la enorme mascota del chico de cabello rizado que los esperaba en casa.

Ella no le había dado problemas a pesar de llevar una semana de conocerla y Harry se mostraba completamente sorprendido ante aquella situación ya que argumentaba que era demasiado antisocial y detestaba a la gente.

-          ¿Cuento con ustedes? – preguntó Zayn cuando estuvieron de pie frente a la puerta de la enorme casa del escritor.

-          Tengo que decirle a Harry, pero supongo que sí – sonrió – será bueno vernos de nuevo en otra cena.

-          Es sólo que les tengo grandes noticias.

-          En dado caso tampoco les digas a los demás acerca de mi relación con Harry, igual quiero que sea una sorpresa.

Después de que por fin se despidieron, Louis entró a la casa junto con el enorme perro al cual dejó andar libre en el interior.

Caminó por los pasillos que aún le resultaban confusos hasta aquel lugar que Harry utilizaba como estudio. Cuando abrió la puerta lo vio acostado en el sofá completamente dormido. Sonrió dulcemente y después de buscar una manta lo cubrió.

Se dirigió a la mesa donde se encontraba la portátil con la que el rizado trabajaba y comprobó con satisfacción que el chico había terminado por fin de escribir esa tediosa novela a la que no le veían ni pies ni cabeza unos días atrás. No esperó a que se despertara y comenzó a editar el texto comprobando con alegría que no había mucho que hacer ya que Harry trabajaba demasiado bien, en realidad ni siquiera sabía porque contrataban a un editor si ese trabajo que tenía enfrente era completamente impecable, eso precisamente era lo que él había esperado de su escritor favorito, perfección al escribir y Harry no lo había decepcionado en nada.

-          ¿A qué hora llegaste?

La voz ronca y cargada de cansancio de Harry lo hizo sobresaltarse y sin más lo miró. El rizado se tallaba los ojos para después soltar un largo bostezo mientras se cubría la boca con una de sus manos.

A Primera Vista... [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora