Capítulo 40.

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Miró el reloj y después el calendario. ¿A caso la vida podía ser más cruel? Faltaban seis días para que Harry se marchara pero él sentía como si sólo le quedara uno para estar a su lado.



Intentó concentrarse en su trabajo puesto que precisamente le habían hecho una llamada para que empezara ese mismo día, pero más que concentrarse en el pésimo escrito de aquel hombre que era su jefe, su mente viajaba demasiado lejos hacia el amor de su vida del cual se volvería a separar.



¿Cómo podría soportar de nuevo su ausencia? Ni siquiera podía concebir la idea. Si estar lejos por cuatro años había sido para él como estar muerto en vida, eso sería mucho peor… perderlo dos veces no era una idea del todo emocionante.



Bufó completamente cansado al seguir leyendo aquel texto. En definitiva no sólo iba a extrañar a Harry como su novio sino también como escritor. Él no cometía semejantes errores e insultos a la lengua. Era terriblemente aberrante el trabajo que tenía frente a sus ojos.




-          ¿Y… qué opinas? – preguntó la voz del hombre que se encontraba en aquel lugar.

-          Eh… - no sabía cómo decirlo – es interesante – soltó sin más, mordiéndose la lengua – sólo tiene unas pequeñas fallas, pero nada que no se pueda corregir.

-          ¿Lo puedes hacer ahora o prefieres hacerlo en casa? – sonrió satisfecho por su respuesta.




Louis sabía que si decía que lo haría en ese mismo momento, no terminaría jamás y simplemente quería salir de ahí para poder ver a Harry.




-          Lo llevaré a casa para examinarlo con calma – dijo al final.

-          De acuerdo – sonó resignado - ¿A qué hora te tendré por aquí?

-          ¿Le parece que venga por la tarde?

-          ¡Excelente!




Después de un pequeño intercambio de palabras más, tomó sus cosas junto con el pésimo escrito y se despidió amablemente intentando no parecer ansioso por el simple hecho de poder marcharse de aquel lugar.



Caminó por las calles intentando pensar en su trabajo pero su mente siempre lo llevaba al recuerdo de su novio. Tenía que pensar en algo para no separarse de él… secuestrarlo tal vez. Rió ante su estúpida ocurrencia y sin más pidió un taxi, no había más tiempo que perder, lo que les quedaba para estar juntos se resumía prácticamente en nada.



Al llegar a la casa del rizado, se quedó de pie fuera de ella admirándola. Después de seis días no volvería a verla, ni siquiera volvería a entrar en ella y aquello simplemente lograba que un escalofrío recorriera su cuerpo.

A Primera Vista... [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora