Capítulo 35.

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Después de la cena había dejado a Louis en su casa y desde ese momento había perdido por completo el contacto con él, cosa que realmente le había extrañado.


Esa mañana se había despertado muy temprano pues tenía que ir a las oficinas a entregar el libro ya hecho para que ellos lo leyeran antes de publicar, como siempre, todo dependía de si les gustaba o no para que después pasara a mano de los diseñadores y ellos pudieran elegir la portada y toda esa cantidad de cosas que a él simplemente no le interesaban. Louis le había prometido acompañarlo pero al notar que no sabía nada de él simplemente se resignó y supo que tendría que enfrentarlos por cuarta vez, solo.


Tomó la copia del libro que ya había metido en un sobre desde el día anterior y después de eso salió de su casa rápidamente, como si de una carrera se tratase. Llegó a su auto y por décima ocasión intentó comunicarse con el chico de ojos azules, pero no tuvo éxito, simplemente tenía el móvil apagado.


Avanzó por las calles de la ciudad hasta por fin llegar a aquel lugar donde sabía de antemano que ya lo esperaban. Después de estacionarse en un lugar libre bajó del auto prácticamente corriendo para toparse con Eleanor a la cual simplemente decidió ignorar cuando le sonreía.


Subió por el ascensor desesperado apretando aquel sobre en el que se encontraba su trabajo contra su cuerpo y divagando en qué era lo que podía estar haciendo Louis en ese momento. Todo se fue al caño cuando la puerta se abrió indicándole que ya se encontraba en su piso pero se sorprendió al toparse con John que lo miraba como si hubiera caído del cielo.
 


-          ¡Dios Harry! – se quejó para jalarlo del brazo hasta la sala de juntas – ya iba a ir a buscarte.
-          No eh tardado tanto – se defendió.
-          Deberías de comprarte un reloj de pulsera.
-          Lo tengo – levantó la mano izquierda para mostrárselo.
-          Pues ve pensando en llevar contigo un reloj de pared – suspiró al encontrarse frente a la enorme puerta que estaba cerrada – están dentro – le dijo con nerviosismo - ¿Dónde está? – se refirió al borrador de la novela.
-          Aquí tienes – le extendió el sobre – ya está corregido por Louis, sólo falta que ellos lo aprueben.
-          ¿Tienes alguna de refuerzo por si no aceptan esta?
-          No – dijo relajado – siempre aceptan lo que les traigo.
-          Siempre hay una primera vez, Harry – soltó preocupado – no deberías de confiarte tanto.
-          ¿No que ya era tarde? – preguntó para ahorrarse el discurso de cada día de entrega.
 


Como si un balde de agua le hubiera caído en la cabeza, John reaccionó y entró a la sala donde se encontraban todos reunidos dejando a Harry fuera. Miró a su alrededor y extrañó las oficinas de Nueva York, esas realmente las conocía como si fueran su propia casa, pero esas no. encontró un sofá en una esquina del lugar haciéndolo recordar más la sala de espera de un consultorio médico más que otra cosa y sin más se dejó caer en él pesadamente.


Su cabeza estaba llena de nervios, siempre en ese tipo de fechas se encontraba así. No sabía con que distraerse así que empezó a hojear viejas revistas sin sentido hasta que escuchó la puerta abrirse para volverse a cerrar indicando que alguien había salido. Levantó la mirada con esperanza topándose con John quien soltó un largo suspiro para después dejarse caer a un lado de él en ese tétrico sofá.
 



-          Sólo nos queda esperar – dijo pasándose las manos por el rostro con desespero.
 



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-          Entonces será un placer tenerlo con nosotros apenas termine su contrato con ellos – habló entusiasmado el hombre que tenía frente a él.
-          Para mi igual será más que increíble poder estar trabajando con ustedes, ¿Por cuánto tiempo será mi contrato? – preguntó dudoso.
-          ¿Tres años?
-          Perfecto – sonrió – no se diga más.
 

A Primera Vista... [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora