A Primera Vista... [Larry Stylinson]

Epílogo.

 

No podía creer que se encontrara en la misma situación en la que se había encontrado su mejor amigo tiempo atrás. Era casi irreal el hecho de que se encontraba en la habitación del hotel arreglándose para ese suceso que sabía que haría que su vida fuera completa.

Fueron unos meses completamente difíciles. Y no por el hecho de haber tenido problemas con su prometido, para nada, todo estaba perfectamente bien entre ellos; era el hecho de que los arreglos para ese día habían sido toda una locura y habían ocupado gran parte de su tiempo ya que quería que todo fuera perfecto.

Se desesperó al mirarse frente al espejo puesto que sentía que su cabello jamás quedaría perfecto. Siempre había sido así, demasiado rebelde, casi indomable; apuntaba hacia varias direcciones menos a la que debería… eran la mayor desventaja de sus rizos.

Llamarón a la puerta y el gritó un sonoro “adelante” sin despegar la vista de su imagen hasta que escuchó la puerta abrirse de una forma completamente insegura.

Su corazón se aceleró, su cuerpo se congeló y las palabras no se formulaban en su mente de forma correcta.

-          Hola – saludó Anne, con una ligera sonrisa en su rostro enmarcando su completa belleza. Iba vestida con un vestido rojo que seguramente había logrado arrebatar suspiros de los hombres que la miraran.

-          Ho… hola – dijo entrecortadamente.

Simplemente se recordó a sí mismo teniendo una discusión con Louis por el hecho de haberla invitado a la boda. “Es un día importante. Ya viene siendo hora de que hagan las paces” le había soltado el de ojos azules sin más.

Ella cerró la puerta a sus espaldas y dio unos cuantos pasos hacia él, pero al final quedó a una distancia prudente.

-          Te ves muy bien – soltó la mujer, en un intento desesperado por relajar la tensión del ambiente.

-          Tú también – contestó al final -. No esperaba verte aquí. Louis mandó la invitación sin mucha esperanza.

-          Oh – susurró ella con una pizca de decepción -. No me podía perder este día.

Harry soltó un suspiro cansado y se sentó en la enorme cama de la habitación. Miró hacia un punto específico de la pared por un momento y después le indicó a su madre que podía sentarse a su lado.

Ella captó el movimiento de su hijo al momento y se sentó sin más de una forma un poco más segura.

El silencio reinó por todo el lugar durante un largo tiempo. Harry no tenía nada que decir, al menos, nada positivo y simplemente creía que era ella la que debía de iniciar aquella conversación.