03.-

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POV Omnisciente

El pequeño moreno, cuando despertó, creyó que todo aquello había sido una pesadilla, pero se retractó cuando abrió los ojos y notó que estaba en una habitación que nunca había visto antes. Era un poco oscura, pero tenía las cosas habituales que uno tendría en su cuarto.

El moreno tragó saliva y buscó su celular para llamar a su mejor amigo. Claro que cuando se dio cuenta que no lo tenía, alguien habló.

-Buscabas esto?.-Preguntó Jaime en un tono ronco, mostrándole su celular.-Cariño, aceptaste un trato con un demonio, realmente creías que podrías engañarme a mí?

-N-No, no era eso...

-No me mientas!.-Gritó el demonio, de repente estando al frente suyo y tomándolo algo fuerte del mentón.-No te atrevas a hacerlo.

-Quería llamar a mi amigo para decirle que estaba bien.-Murmuró Nicolás, bajando la mirada de inmediato cuando notó esos ojos negros.

-No te preocupes por tu amigo.-Dijo el enojón con una leve sonrisa.-Está en la misma situación que tú.

-A qué te refieres?.-Preguntó el moreno, frunciendo un poco el ceño mientras que el demonio se alejaba de él un poco y finalmente le daba la espalda para salir de la habitación.

El moreno se levantó de la cama rápidamente y lo siguió.

-A qué te refieres con que Edgar está en la misma situación que yo?!.-Cuestionó el pequeño moreno, levantándole la voz, haciendo que Jaime parara en seco y que se girara algo lento.

-Tú crees que te debo alguna explicación?.-Preguntó el señor Navarro, acercándose rápidamente a él, causando que el moreno se alejara como pudiera.-Claro que no, cariño. Hiciste un trato conmigo. Tú eres mío y yo veré las cosas que te digo y las que no, entendido?!

El moreno sintió un nudo en su garganta y el demonio se acercó rápidamente a él para luego colocar su mano en la mejilla de este, delicadamente.

-Tendré que explicarte las reglas ahora, porque, cariño, no te gustará romper una.-Dijo Jaime en un murmuro, cerca de sus labios mientras lo miraba fijamente a los ojos.-No puedes salir de esta casa a no ser que yo te de permiso o que yo necesite que te vayas. Segundo, no va a ser muy lindo para ti hacer que me enoje, y lo hago recurrentemente, así que intenta no... acercarte a mí cuando notes que estoy enojado.

El pequeño moreno asintió mientras sentía como el señor Navarro con el pulgar acariciaba su labio.

-Podrían venir demonios como yo y posiblemente querrán... jugar contigo.-Dijo el demonio, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Debes saber que cuando digo que eres mío, lo digo en serio. Si te intentan tocar, los mataré. Mataré a cualquier persona o demonio que te toque, no me importa si era "amistosamente".

El moreno todavía no decía nada, porque en realidad tenía miedo.

-Vas a dormir acá y si necesitas algo, me lo pides a mí, no a alguien más.-Dijo el enojón, colocando sus ojos cafés normales.

-A q-quién más se lo pediría?.-Preguntó Nicolás, sintiendo como el demonio acercaba su propio cuerpo a él.

-Supongo que recuerdas que te dije que era Jaime Navarro o algo parecido?.-Cuestionó el señor Navarro, no importándole nada si el pequeño moreno se sentía incómodo, notando como este asentía.-Jaime era una persona normal, que cuando sufrió demasiado, dejó que su parte... oscura, ó sea yo, lo poseyera. Literalmente su demonio lo controla, pero hay veces, que Jaime humano se manifiesta.

-Q-Qué...

-Como por ejemplo, ahora está luchando tanto por ayudarte.-Dijo Jaime, con una leve sonrisa, tomándose un tiempo.-Pero ya nadie lo hará. Así que si me entero que le dices cosas o pides algo a él, cariño, estaré furioso contigo. Ni tú ni él van a ser capaces de detenerme, entiendes?

-S-Sí, entiendo.-Respondió Nicolás, mirándolo fijamente a los ojos.

El enojón lo observó y habló.

-Tienes una duda.-Dijo el demonio, muy seguro de eso.-Dime.

-Para qué me quieres a mí?.-Preguntó el moreno, sabiendo que había alguna razón de por qué él y no alguien más.

El señor Navarro siguió con aquella sonrisa mientras se separaba de él.

-Te gustaría saber.-Se burló el enojón para después salir de la habitación, causando que el moreno no supiera qué hacer en ese momento.

De repente Jaime volvió a aparecer al frente de él, con algo de humo negro al rededor de este, haciendo que se sobresaltara.

-Dos cosas. Primero, debes acostumbrarte a esto.-Dijo el señor Navarro, tomándose un momento para luego seguir hablando.-Y segundo, tienes hambre?

El moreno asintió un poco mientras veía su propia ropa.

-Traje todas tus cosas.-Dijo Jaime, siendo completamente sincero con él.-Así que... te cocinaré algo mientras te cambias de ropa.

El pequeño moreno volvió a asentir, provocando que el señor Navarro lo observara.

-Sabes? Puedes hablar un poco, porque vamos a pasar mucho tiempo juntos.-Dijo el demonio, con una pausa.-No muerdo... a no ser que me obligues a hacerlo.

Con eso dicho, desapareció y casi de inmediato se pudo escuchar una música abajo, provocando que el moreno estuviera muy confundido por todo para luego cerrar un poco la puerta, queriendo algo de privacidad, aunque no creía que la tendría sabiendo que Jaime podía aparecer como si nada, sin ningún tipo de problema, así que con ese pensamiento, se vistió rápidamente con un poco de ropa que estaba ordenada junto a la que suponía que era del enojón, para luego arreglarse un poco.

Apenas se terminó de vestir, sintió a alguien atrás suyo.

-Hueles bien.-Gruñó Jaime en un tono casi bajo, oliendo el cuello del moreno.-Creo que no fui lo suficientemente rápido para poder ver cómo te cambias.

-Cómo hiciste la comida tan rápido?.-Preguntó Nicolás girándose y alejándose un poco de él, chocando con una parte del closet.

-En un chasquido de dedos la hago.-Respondió el demonio, observándolo por unos segundos.-Ahora nos toca conocernos, amor. Bueno, yo conozco mucho de ti, y creo que tú lo sabes, no?

-Sí, lo sé.-Contestó el moreno, sabiendo que era él su psicópata desde hace un año más o menos.

-Menos mal que tú terminaste con ese weón.-Dijo el enojón, con una pausa.-Iván se llama, no?

El pequeño moreno asintió de inmediato.

-Si no terminabas con él, yo lo sacaba de mi camino.-Dijo el señor Navarro, haciendo un gesto de que el moreno pasara primero para luego caminar atrás de él, notando como el pequeño moreno no estaba muy cómodo ahí, provocando que sonriera un poco.

Demons (Jainico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora