Me desperté cuando mi despertador sonó, eran alrededor de las 8 de la mañana cuando lo revisé, hoy tenía clases, era lunes. Salí de mi cama y me dirigí a mi armario, agarré mi camisa blanca, mi pantalón negro, mis zapatos negros y mi corbata. Parecía como para oficina. Me di una ducha rápida y bajé a la cocina. Cuando llegué Ximena aún no había despertado, por lo que me dio tiempo para preparar el desayuno y dejarle escrito algunos datos que necesitaría viviendo aquí, fue algo rápido. Ya casi estaba listo, solo faltaba ponerme la corbata.
Mientras desayunaba Ximena despertó, se sentó y desayunó conmigo, hablamos de cosas divertidas y como se ha sentido el bebé de todo esto, reímos un poco y cuando me di cuenta se empezaba a hacer tarde. Subí a mi oficina, agarré mi mochila y bajé a la sala. Cuando estaba a punto de ponerme mi corbata, Ximena la agarró primero.
—¿Qué haces? —pregunté mirándola.
—Te la voy a poner, deja que te lo haga.
Solté un bufido y no me quedó de otra que dejar que me la pusiera, yo nunca fui bueno para ponérmelas, pero ella hizo a la perfección.
—Gracias —comenté—. En la libreta que te dejé en la mesita a un lado del sillón tiene apuntado mi número de teléfono por si ocurre algo, también está el número de la recepción por si se te ofrece algo. Yo llego alrededor de las 8 de la noche, también te dejé una copia de las llaves de la casa y dinero. Cuídate, bye.
Me despedí de ella con un beso en la mejilla, abrí la puerta y salí de casa. En el camino hasta mi auto no dejé pensar en ella, en cómo se veía, en su rostro, pero debía concentrarme.
Tomé mi auto y me dirigí a la escuela. Entro a las 10 de la mañana, por lo que todavía tenía 30 minutos para llegar, la escuela estaba a 15 minutos de camino. Por suerte no había tráfico y llegué a tiempo. Faltaban 10 minutos para llegar a clases, aparqué en el estacionamiento y salí del auto. Cuando iba caminando a la entrada del colegio me encuentro a Ethan, conversando como un par de alumnas suyas.
—De acuerdo, chicas —dijo dirigiéndose a ellas—, vayan a clase.
Las chicas se despidieron de él muy coquetamente, yo solo giré los ojos. Ethan se había percatado de mi presencia, por lo que se volteó a verme.
—Vaya —expresé—, y dices que yo soy el asaltacunas —sonreí.
—Y es cierto. Ahora sí, dime, ¿qué sucede con la chica de tu casa?
—Solo lo básico, estará conmigo hasta que termine su embarazo.
—Mmm... —se me quedó mirando, entrecerrando los ojos—, ¿estás seguro de que es solo eso?, ¿o tienes otras intenciones con ella?
—Claro que es solo eso.
—No es por decir nada en contra, pero, Sebastián, si escarbamos tu pasado, no es la primera vez que sucede esto.
—Lo sé —di un gran suspiro—, quiero hacer las cosas bien esta vez.
—De acuerdo, amigo, solo te diré que no te involucres emocionalmente, saldrás perdiendo. Pero bueno, vámonos a clase.
Asentí con la cabeza, ambos nos dirigimos a nuestros respectivos salones. Él es profesor de física, por lo que se metió al laboratorio.
La escuela no era muy grande, solo eran cuatro edificios de tres plantas cada uno, había un patio central y un gimnasio a un lado. Caminé hasta mi clase y cuando llegué había lo típico de todos los días: alumnos hablando en voz alta, otros aventándose bolas de papel y la típica pareja besándose en una esquina en la parte de atrás.
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Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1
RomanceSebastián Flores es un profesor que vive en un pent-house en Los Ángeles (California), tiene un pasado que lo atormenta, pero en una noche sin consuelo, llega a su hogar una chica embarazada justo a media noche. ¿Podrá Ximena Díaz hacerlo recuperar...