Capítulo 23: No otra vez

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Mostrar ese anillo, ese anillo que había comprado con tanto amor, y que ahora ella me hubiese dejado, dolía muy profundo.

Mis lágrimas salían de mis ojos sin la posibilidad de detenerlas, solo podía disminuir su cantidad, pero no podía eliminarlas por dentro. Mi corazón, tan dañado, solo estaba en pedazos, y cada pedazo dolía. Ethan me veía confundido, y después de unos segundos comprendió lo que estaba pasando.

Lo siento mucho, Sebastián.

—No sé qué fue lo que hice mal.

¿No te dijo el motivo?

—Dijo que era lo mejor —aparté mi vista—, en todos estos años estuve esperando para volver a sentir el amor, pero ahora... —respiré profundo— no creo poder recuperarme.

Me sentía tan roto, que no había algo más que se pudiera romper, mi sufrimiento por su partida estaba fresca en mí. Es tan doloroso cuando crees que la persona indicada para ti se va sin ningún motivo, se aleja y solo quedan dudas y daño.

Ánimo, sé que podrás salir adelante.

Ethan era un apoyo, un buen apoyo, él y Kendall eran las únicas personas que no me habían abandonado y eso lo apreciaba mucho en mi vida, a tal grado que me daba miedo perderlos.

Sonó mi celular, lo había puesto a un lado de mí, por lo que lo agarré de inmediato, y por el sonido de la notificación, era un mensaje. "Mi amor" era el nombre del remitente. En ese momento mi corazón salió de mi pecho, sentí una explosión de emociones y la esperanza regresó a mí.

"Ayúdame, el bebé peligra."

—Ximena Díaz.

Al leer tenía una extraña sensación entre confusión y mucho temor. Seguido del texto me envió la ubicación en donde estaba. No lo pensé ni un segundo y me levanté para ir corriendo hacia ella.

¿Está todo bien? —preguntó desconcertado.

—No, Xime y el bebé están en peligro, te mando la dirección y llegas allá, puede que necesite apoyo.

En cuanto dije eso abandoné la habitación inmediatamente, agarré lo primero que traía a la mano, que era mi celular.

Salí corriendo del Pent-house hasta el elevador y marqué el último piso. Necesitaba llegar de inmediato.

—James —empecé por teléfono.

¿En qué le puedo ayudar, Sebastián?

—Necesito que lleves mi auto hasta la entrada, es una emergencia.

Colgué de inmediato y esperé impaciente hasta llegar a la recepción. En el camino le mandé un mensaje a Ethan con la dirección.

Cuando arribé me encontré con Kendall que estaba entrando al edificio, mientras yo estaba corriendo hacia las puertas.

—¿Estás bien? —preguntó asustada agarrándome de un brazo.

—No, el bebé y Xime están en peligro.

Me zafé de su agarre y volví a correr hasta la entrada, en donde ya estaba mi auto esperándome. Kendall me alcanzó en la acera y yo le di la vuelta al auto hasta la puerta del piloto.

—Te acompaño.

Dijo Kendall llegando hasta la puerta del copiloto, asentí con la cabeza y cuando abrí la puerta me detuve porque sentía que me faltaba algo.

—¡Las llaves!

Dije a James que estaba en la puerta como espectador confundido. Me las lanzó por encima del auto y las atrapé, entré y abrí la puerta del copiloto para que Kendall pudiera entrar. Ambos las cerramos y empecé a conducir a la dirección indicada con ayuda del GPS.

Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora