La doctora se quedó viendo a la pantalla por unos segundos analizando la imagen y finalmente dijo:
—El sexo del bebé no es posible de identificar ya que no está en una posición correcta para saberlo, lo siento.
Siendo sincero eso fue frustrante. Vi el rostro de decepción de Xime, y supe que igualmente así me veía yo. Pero a pesar de no saberlo, era la imagen más bella de todo el universo, esa pequeña persona creciendo era demasiado hermosa como para no enamorarse de ella.
—Querida, hemos terminado —dijo la doctora cortando nuestros pensamientos.
La doctora quitó el cabezal del vientre de Xime y apagó la máquina. Le ayudé a acomodar su blusa, bajara de la camilla y se sentara en una silla.
—Su embarazo ha mejorado desde la última vez que la vi —continuó la doctora—, ya puede hacer más cosas, pero aun así existe un ligero riesgo, nada de qué preocuparse, pero no haga cosas pesadas, se lo repito.
Me quedé viendo a Xime para ver cuál era su reacción y no pude descifrarla. Yo sinceramente aún temía por ella y el bebé.
—Noto que su ropa le queda chica o está ajustada, por lo que le sugiero que compre ropa holgada y que se pueda estirar.
En verdad eso me recordó a nuestra conversación de la mañana, me preguntaba qué ropa le podría comprar.
—Sus pechos seguirán creciendo y se harán más sensibles cada vez que sientan el tacto.
La doctora estaba muy enfocada y parecía que nada podía sacarla. Nosotros sólo escuchábamos con atención y no decíamos nada.
—El peso de su bebé aumentará diez veces más a partir de ahora, normalmente le pediría que hiciera ejercicio, pero como no puede hacerlo, le recetaré una estricta dieta para que no suba mucho de peso, que esté embarazada no significa que pueda comer todo lo que quiera. Tampoco puede ser sedentaria, salga todos los días a caminar.
Sinceramente olvidaba todos los detalles del embarazo y la verdad eran bastantes, y más con la situación de Xime. Esto podía llegar a ser preocupante. Me preguntaba qué estaría pensando ella en estos momentos.
—¿Han intentado tener sexo? —preguntó cortando nuestros pensamientos.
Eso fue incomodo, la verdad no sabía cómo reaccionar o peor aún, cómo iba a reaccionar mi cielo. Recordaba que eso era bueno, solo que no sabía cómo decírselo a Xime.
—¿Eso no le afecta al bebé? —preguntó Xime un poco confundida.
—No, para nada, el bebé está seguro en la bolsa, y a lo mucho que puede pasar es que lo empuje ligeramente, pero es un movimiento no mayor que subir o bajar escaleras.
Seguía mirando las expresiones de mi amor, notaba cierta confusión, siendo sincero lo comprendía, le tomaría tiempo asimilarlo.
—Además es bueno para usted, la madre, aumentará su autoestima y evitará muchos cambios de humor. Sus hormonas están como locas por lo que su apetito sexual aumentará, su libido estará muy grande.
Me sorprendía la naturalidad con la que hablaba del tema, nunca había conocido a una doctora que hablará tan abiertamente del asunto. Siendo sincero, eso daba mucha confianza. Noté a Xime muy pensativa, realmente estaba considerando tener sexo. Yo estaría encantado, la verdad.
—Cambiando de tema, ya revisé y todo está bien, la placenta, el líquido amniótico y no hay problemas, pueden tener relaciones sin ninguna preocupación, solo nada de movimientos bruscos.
La doctora empezó a escribir en una nota, era lo que teníamos que atender durante el embarazo. Vi a Xime pensativa, pero muy alegre, todo iba bien y recordar ver al bebé me hacía muy feliz. Nos entregó la nota, nos despedimos de la doctora y salimos de la habitación.
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Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1
RomanceSebastián Flores es un profesor que vive en un pent-house en Los Ángeles (California), tiene un pasado que lo atormenta, pero en una noche sin consuelo, llega a su hogar una chica embarazada justo a media noche. ¿Podrá Ximena Díaz hacerlo recuperar...