Afuera de la habitación, me sentía impotente, me sentía débil que no creía poder estar mucho tiempo en pie, no podía creer que estaba perdiéndola, no podía creer que estaba en esta situación y mucho menos que la muerte me seguía persiguiendo, ya había perdido a Diana, no quería perder a Ximena.
Lo bueno de ahora es que el bebé había nacido y se encontraba bien, aunque no sabía en donde estaba, ya por la situación del momento todo había ocurrido muy rápido.
Una enfermera que estaba por los pasillos me encontró y me quitó la bata para que pudiera regresar a la sala de espera. Caminé hasta que salí a la sala de espera, ahí estaban Ethan y Kendall platicando, parecían felices, pero cuando me vieron afligido y desconsolado, la sonrisa se les borró del rostro.
Llegaron rápidamente a mí, en un segundo abracé a Kendall y en ese momento me quebré, lloré tanto, me sentía tan roto, que no sabía cómo podía estar vivo, mi corazón dolía y cada sentimiento que tenía era de dolor y tortura, me dejé casi caer en Kendall, e Ethan le ayudó para ponerme en la silla más cercana.
—¿Qué pasó? —preguntaron al unísono.
—El bebé ya nació, pero perdían a Xime...
Les conté todo, todo lo que había pasado en el momento del parto y me volví a romper, lloraba con un niño pequeño que había perdido a su mamá, me sentía solo, me sentía desconsolado, me quería morir en verdad.
Pasaron unas horas desde la última vez que vi a Xime y a mi bebé, ya era muy tarde y el sueño ya me estaba ganando, por todo el esfuerzo que había hecho en el día, me recosté en las sillas e intenté obtener insomnio para poder quedarme despierto, pero mis esfuerzos fueron en vano.
---- Sueño ----
Era una habitación blanca, totalmente blanca, las paredes, el suelo, el techo, todo era de ese color. Era una habitación grande y muy alargada, hasta el fondo pude ver a una persona, una persona que había marcado tanto mi vida. Era Diana, embarazada, estaba tocando su vientre y dándole cariño, caminé hacía ella, pero un llanto, un llanto de un bebé en una cuna me detuvo, el bebé lloraba, pero, aunque quería ir hasta Diana, mi corazón me decía que no podía dejar al bebé llorando, la vi indeciso y ella me miró, sus grandes y hermosos ojos se fijaron en mí, y me sentí totalmente desplazado.
—No puedo —decía a lo lejos.
—Algún día nos volveremos a ver —respondió con una voz melódica y tranquila.
Dio la media vuelta y se fue caminando, yo me acerqué a la cuna, y vi al bebé, un hermoso bebé, el que había nacido de Xime, estaba conmigo.
---- Fin del sueño ----
Ethan me despertó y me sentía diferente, me sentía extraño, en todos estos años la muerte de Diana me había afectado, pero ahora no desperté llorando, me sentía liberado.
—Ten, un café —dijo mientras me entregaba uno.
—Gracias.
Le di un sorbo y me supo a capuchino, podía sentir la cafeína dentro de mí, y me sentía un poco más relajado. Aún tenía la preocupación por no obtener noticias de Xime, y eso cada vez más me mataba por dentro.
Vi a la doctora llegar, se veía tranquila, eso era buena señal. Me levanté de la silla y fui hasta ella, Ethan me siguió.
—Su bebé está bien, puede verlo en la sala maternal.
Dijo con una expresión que no pude descifrar, era extraño que hiciese eso, normalmente lo hacía de una forma en la que sus emociones la delataban, pero está vez nada. No me dijo nada sobre mi esposa y me entregó un pase para poder llegar hasta la sala maternal. Se fue inmediatamente y me quedé con Ethan, lo miré fijo y me apoyó para que fuera.
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Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1
RomanceSebastián Flores es un profesor que vive en un pent-house en Los Ángeles (California), tiene un pasado que lo atormenta, pero en una noche sin consuelo, llega a su hogar una chica embarazada justo a media noche. ¿Podrá Ximena Díaz hacerlo recuperar...