No sabía qué hacer o qué decir, y antes que pudiera hacer algo, las chicas se nos acercaron. Mi pulso aumentó.
—Cuánto tiempo sin verte —dijo Kendall.
—Lo sé —respondí.
Erika solo se nos quedó viendo y en ese momento no sabía exactamente qué hacer. Recordando lo que había pasado en la fiesta de Kendall y cómo la había dejado alborotada, temía que surgiera el tema.
—¿Y qué hacen aquí? —preguntó la rubia.
—Vinimos a unos cursos de preparación de parto —respondí alegremente.
Mi amor vio a la otra chica, Erika, quien me veía atenta, como pensando en algo, pero no algo que haría, sino en algo de mi persona, como si quisiera descifrar mi cuerpo.
Xime me abrazó y me besó en los labios, al parecer se había puesto celosa por la forma en como lo hizo.
—Hola, Sebastián —dijo Erika.
—Hola...
Temía que sacara el tema que la dejé alborotada y por alguna razón quisiera vengarse, aunque no la culpaba si lo hiciera.
—... ¿Y qué haces aquí? —pregunté a Kendall.
—Estamos de camino a una tienda de ropa.
Ese momento se hizo bastante incómodo, a decir verdad, no sabía qué más decir, y por las expresiones de las demás personas presentes, tampoco.
—¿Con que fue por ella? —preguntó Erika.
Después de ver a mi amor, dijo a mí esas palabras a mí. En ese momento entré en pánico, por lo que le di un SOS a Kendall con la mirada, para que me salvara de esta situación.
—Ya nos vamos —comentó Kendall de una.
Asentimos y nos despedimos de ellas. Sentí un gran alivio cuando eso ocurrió, aunque ciertamente estaba molesto con Erika por lo que dijo, no tenía idea del sentido que le quiso dar con esa oración que salió de su boca. Y yo no era el único al que le habían molestado esas palabras, alcancé a escuchar a Kendall decirle:
—¿Qué rayos te ocurre?
Mi amor y yo entramos al establecimiento. Estaba un poco temeroso que me preguntara sobre Erika, y conociendo a Xime sabía que lo haría.
—¿Qué quería decir ella?
—No tengo ni la más mínima idea —respondí encogiendo los hombros.
Intenté restarle importancia a la situación, pero sabía que no era así. Sé que está mal mentir, pero no sabía cómo reaccionaría Xime si le contase lo que ocurrió, temía que su reacción no fuera buena y que eso le afectase al bebé.
Cambié de tema rápidamente y llegamos justo a tiempo al curso. Hicimos todo lo necesario y todo lo que nos había indicado la instructora y salimos de allí alrededor de 2 horas después.
Sinceramente ese tiempo había sido muy hermoso, compartir ese sueño de que algún día esté con mi amor a la hora de la labor del parto y ver nacer al hermoso bebé, era algo que tanto añoraba y que no iba a cambiar por nada ni por nadie.
Salimos del establecimiento y caminamos hasta donde habíamos aparcado el auto, entramos tranquilamente y nos pusimos el cinturón de seguridad y cuando estuve a punto de encender el auto, noté que Xime estaba un poco incómoda.
—¿Estás bien, mi amor? —pregunté preocupado.
—Si mi vida, solo me arde un poco la boca del estómago.
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Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1
RomanceSebastián Flores es un profesor que vive en un pent-house en Los Ángeles (California), tiene un pasado que lo atormenta, pero en una noche sin consuelo, llega a su hogar una chica embarazada justo a media noche. ¿Podrá Ximena Díaz hacerlo recuperar...