Capítulo 12: La verdad duele

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Estaba muy asustado y no sabía qué hacer. Miré a Xime muy pavorido y seguía repitiendo esas palabras. Tenía que ayudarla por lo que tomé su celular que estaba al lado de ella y marqué inmediatamente a emergencias.

Emergencias, ¿en qué le puedo ayudar? —contestó una señorita.

—Tengo una mujer embarazada que acaba de sufrir un accidente. Necesito una ambulancia.

Ok, señor, guarde la calma, ¿en dónde es su emergencia?

Le proporcioné la dirección y me dije que mandarían a una unidad médica de inmediato. Colgué y me enfoqué en Xime, tenía que calmarla de alguna forma por lo que le empecé a hablar continua y fluidamente para relajarla un poco, al menos hasta que llegaran los paramédicos.

Los minutos de tensión continuaron hasta que llegaron. Abrí la puerta de inmediato y entraron, la subieron en una camilla, tomé mis llaves, mi cartera y mi celular y salimos hacia el elevador, en todo momento estaba con ella, no iba a dejarla y la ayudaría hasta donde pudiera.

Entramos al ascensor y bajamos hasta la recepción, rápidamente hablé con James para que estuvieran pendiente del Pent-house. La ambulancia nos estaba esperando afuera. La metieron y nos fuimos al hospital en donde les señalé. En el vehículo me dijo unas palabras que me estremecieron y me asustaron mucho.

—Sebas, no importa lo que pase, salva a mi bebé.

Dijo con lágrimas en los ojos. Realmente me daba miedo el escenario de que Xime ya no estuviera conmigo, pero tenía que aceptar que el miedo a que le pase algo a su bebé estaba muy presente. El par de paramédicos estuvieron socorriendo en todo el camino hasta que llegamos hasta el hospital. La bajaron de la ambulancia y entramos hasta los servicios médicos. Me dijeron que tendrían que internarla para hacerle estudios y checar que su salud y la del bebé estaban bien.

—Señor, necesita esperar hasta que tengamos noticias de su esposa —dijo el doctor que la recibió.

Acompañé la camilla hasta que entraron por un par de puertas, en donde me despedí de Xime. Realmente todo esto me asustaba demasiado, no quería volver a recordar el dolor, y mucho menos quería que Xime sufriera. No quería que al bebé le pasara algo. Realmente esto era muy tenso y tenía mucho miedo.

Tomé asiento en la sala de espera después de que una enfermera tomara mis datos para dárselos a nuestra doctora. Era ya noche, por lo que necesitaba algo para tomar porque si no me iba a quedar dormido en la sala.

Había una máquina expendedora de café en la recepción, en serio necesitaba cafeína, por lo que fui a la máquina. Compré un café y me dispuse a regresar a la sala, pero en el camino vi a una mujer que se me hacía muy familiar, su cabello castaño claro lo podía distinguir a la distancia, era tarde como para que estuviera sola. Por simple curiosidad la empecé a seguir y llegó hasta los laboratorios, eso se me hizo muy raro, las señoritas enfermeras le entregaron un sobre y le informaron que lo abriera de preferencia en la sala de espera para que dependiendo de lo que salga volviera con ellas, fruncí el ceño.

Scarlett volteó y empezó a alejarse a la sala. La seguí hasta allí y se sentó en una silla, abrió el sobre lentamente y con mucho temor, la miré fijamente mientras la leía, su rostro se tornó preocupado y llevó sus manos a su cabeza para luego taparse los ojos viendo lágrimas derramarse. Me acerqué a ella para poder ayudarla.

—¿Está todo bien? —pregunté sentándome a su lado.

—Sí, claro.

Se asustó un poco por no percatarse de mi presencia, pero intentó reponerse, se secó un poco las lágrimas y respiró más tranquila.

Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora