Capítulo 17: Decepción interior

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Estaba tan asustado que no sabía cómo reaccionar ni qué es lo que iba venir después, solo sabía que no quería tenerla aquí.

Era más baja que yo por lo que bajé mi mirada, tenía el cabello castaño liso corto, vestida con una blusa verde y sus ojos cafés.

—¿Acaso no lo sabes? —preguntó confundida—. Vine a felicitarte por tu cumpleaños.

La miré extrañado y ella se acercó a mí para darme un abrazo, me alejé un poco con un paso atrás para evitar eso. Ella me miró extrañada.

—Mi cumpleaños fue ayer —empecé serio.

—No, es hoy.

—Hoy es 15, mi cumpleaños fue ayer, 14.

—Soy tu madre, yo te parí, sé qué día naciste.

Eso me enojó aún más, que mi propia madre no supiera en qué día nací era muy irritante. La miré fijamente y vi que estaba firme con lo que decía. Yo solo negué con la cabeza.

—¿Y tú qué haces aquí? —pregunté a mi hermana.

Su nombre era Selena Flores y estaba vestida con un vestido blanco con rayas entrecruzadas negras que le llegaba a las rodillas, tenía cabello castaño liso bastante largo, le daba hasta el final de su espalda, además de ligeramente maquillada y con ojos color miel.

—Recuerda que tengo 22, ya no soy una niña —dijo un poco ofendida.

—Tú siempre serás una niña para mí —sonreí un poco.

Ambos reímos un poco. Extrañaba demasiado a mi hermana, crecimos juntos y nos llevábamos muy bien, obviamente nuestros caminos se separaron por diversas circunstancias, pero aun así la seguía queriendo mucho.

Vi a mi madre desesperarse un poco y antes de que pudiera decir una palabra o detenerla, entró a casa. Volteó hacia el comedor en donde estaba Xime y cuando eso ocurrió supe que esto iba a acabar muy mal.

—¿Quién es ella? —preguntó confundida.

Entré y mi hermana también lo hizo. Vi a Xime quien se levantó del asiento y se dirigió a mi madre. Sinceramente temí bastante.

—Buenos días, señora, me llamo Ximena —le extendió la mano en forma de saludo.

Mi madre solamente la vio de pies a cabeza analizándola, detuvo su mirada en su vientre e inmediatamente exhaló muy fuerte, la dejó con la mano extendida y eso me irritó aún más.

—¿Tan rápido te olvidaste de Diana? —me preguntó decepcionada.

—¿Disculpa? —respondí ofendido—, ha pasado más de dos años de su partida, ¿qué querías?, ¿qué aún estuviera llorando en el piso?

—Creí que la amabas.

—La amaba como no tienes ni idea, la amaba con toda mi alma, pero ya no puedo seguir lamentándome por lo que pasó.

Estaba más que furioso, me alteraba demasiado sus palabras y más el hecho que haya dudado de la existencia del amor que le tuve a Diana. Quería que se fuera.

Mi amor solo me miraba asustada y eso era malo, no quería que tuviera emociones que no eran buenas. Me empecé a preocupar bastante por la situación.

—Y ahora tienes a "esta" para ocupar su lugar —finalizó irritada.

Esa fue la gota que derramó el vaso. Podría tolerar que dudara de lo que sentí por Diana, pero no iba a aguantar a que ofendiera a la persona que más amo en este mundo. Me dirigí hacía mi amor y me quedé junto a ella.

Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora