---- Un año después ----
Estaba sentado enfrente de una tumba, pero no cualquier tumba, era una de las tumbas más importantes en mi vida. Me sentía mohíno, tener que recordar la forma en cómo se fue, había sido muy doloroso, pero había pasado suficiente tiempo para poder reencontrarse a sí mismo y por fin vivir en paz.
—Me hubiera encantado que estuvieras aquí —dije pesaroso.
Era verdad, me hubiera encantado que estuviera aquí, al menos poder saber qué es lo que hubiera pasado si ese día no hubiera llegado. Toqué la tumba sintiendo las letras que tocaban las huellas de mis dedos.
—Perdón por no poder salvarte.
Miré hacia abajo viendo el césped que creía. Devolví mi mirada hacía la tumba y vi el nombre, ese nombre me había marcado tanto, sentía cosas dentro.
—Hoy Lindsey cumple un año, es una hermosa bebé, es preciosa.
Dije recordando lo que significaba hoy. ¿Qué cosas pasaron en este año?, muchas cosas, a decir verdad, pero a pesar de todo lo malo, pudimos salir adelante.
—Mi amor, ya es hora, Lindsey espera en el auto —dijo Xime detrás de mí.
—Ya voy, solo deja me despido de Diana.
Recorrí las letras de su tumba con la yema de mis dedos, di una palmada al suelo y me levanté. Caminé hasta al auto agarrando la mano de mi esposa recorriendo parte del panteón y llegamos a la camioneta, entramos y tomé el volante.
—¿Lindsey está bien? —pregunté a mi amor.
—Sí, mi amor.
Escuché a la pequeña reír y eso me reconfortó bastante. La bebé era muy linda, con un corto cabello castaño, una piel blanca y unos ojos grises azulados muy hermosos.
Encendí el auto y, viendo mi anillo de bodas, conduje de nuevo hacía casa. En el camino pensaba en lo afortunado que fui al tener a Xime y Lindsey conmigo.
La bebé era muy fuerte y crecía conforme a su edad, era muy linda y preciosa, y cada vez era más hermosa.
Xime, ¿qué puedo decir de ella?, solo perfección, su tratamiento fue un completo éxito, dijeron los médicos que fue un milagro que se salvara, eso solo significaba que la vida le dio, y me dio, una segunda oportunidad, y esa oportunidad la íbamos a aprovechar para siempre. Al fin podíamos tener una familia, una hermosa familia y no podía desear más, ahora lo tenía todo.
Llegamos hasta el edificio, aparqué el auto, bajamos a Lindsey y Xime se la llevó cargando mientras yo tenía las cosas necesarias para el cumpleaños de la pequeña.
Saludamos a James y a Vanessa en la recepción y tomamos el elevador hasta nuestro Pent-house.
Entramos y mi amor llevó a Lindsey a su cuarto para arreglarla. Yo colocaba las cosas que compramos en la sala y las acomodé.
Se escuchó el timbre de la puerta, Xime llegó a mí y la abrimos. Creímos que eran Ethan y Kendall, pero no fue así. Era un hombre de paquetería, ninguno de los dos esperamos ningún paquete, por lo que eso se nos hizo muy extraño.
—¿Señor, Flores?
—Sí.
El señor me entregó un sobre y firmé de recibido. Se fue de inmediato, pero no nos dijo de qué trataba el sobre.
Cerramos la puerta y Xime y yo nos quedamos viendo aquella carta. La abrí y ocurrió algo muy extraño. Eran de un laboratorio que decía que el examen de paternidad salió positivo. Nos extrañamos más que nunca porque tenían los hombres de mí y de Lindsey.
—¿Tú ordenaste una prueba de ADN? —pregunté confundido.
—No, yo no lo hice.
La puerta se escuchó tocar y vi por la mirilla, eran Ethan y Kendall que tenían unos regalos. Abrí la puerta y entraron entusiastas, nos vieron y vieron la carta.
—¿Entonces ya lo saben? —dijo Ethan sugestivo.
—¿Tú qué sabes de esto? —pregunté extraño.
—Pues —empezó—, hace una semana, cuando estaba mudándome, me encontré a Natasha, hablamos y me comentó que fue con Ximena a la misma fiesta que nosotros hace casi dos años. Me contó lo mismo que tú me contaste, lo que había ocurrido. Se nos hizo raro porque hicimos cuentas y perfectamente encaja con el embarazo de Xime, y aunque suene una locura, hicimos una prueba de ADN para sacarnos de dudas, y veo que ya llegó, ¿qué es lo que salió?
—Dice que yo soy el padre biológico de Lindsey.
Me tomó un tiempo digerir lo que había pasado, pero cuando por fin me di cuenta de que ya todo era menos confuso, me alegré bastante, realmente todo se me hizo muy feliz, y muy bello.
Era demasiado curioso que todo esto hubiera pasado y era mucha coincidencia que yo fuera el papá biológico, quizás era el destino, pero a decir verdad no cambiaba lo que yo sentía por mi hija. Desde el primer momento que me enamoré de ella, sentí como si fuera mía, como si yo y Xime la hubiéramos hecho.
Pasó unos minutos y empezó la pequeña celebración, solo estábamos nosotros cuatro, y la pequeña era el centro de atención.
—Vengan para acá —dijo Ethan en la sala—, no porque se hayan casado hace unos meses significa que nos dejen a un lado.
—Está bien —dije llegando—, pero ustedes también, desde que regresaron a ser pareja no han hecho más otra cosa que comerse enfrente de nosotros.
—De acuerdo, me declaro culpable.
Era cierto, muy cierto, después de que el tratamiento de Xime fue completamente exitoso, tuvimos una boda como en sueño, algo genial y majestuoso, amé verla de blanco.
Y cuando Ethan y Kendall habían hablado y arreglado sus problemas, se hicieron de nuevo pareja y se veían muy felices.
También en este año nos enteramos de que el hijo que esperaba Scarlett no era de Ethan, sino del capital del equipo de fútbol, así que él podía estar tranquilo ya que no sería padre.
Vi mi celular y vi un mensaje de mi hermana felicitando a su sobrina desde Londres, realmente me alegraba que por fin haya querido vivir su vida.
En todo este año, no había tenido noticias de Eva, no la volví a ver desde el hospital, ni tampoco Ethan, igual eso no me quitaba el sueño.
Empezamos a abrir los regalos que Ethan y Kendall habían traído, y empezamos a hablar sobre varias cosas, adoraba este tipo de conversaciones, la verdad. Kendall estaba cargando a Lindsey entre sus brazos y jugando con ella.
—Mi amor —empecé—, tenemos que revisar tu solicitud de ingreso a la universidad.
—Creo que eso tendrá que esperar un tiempo, amor —dijo sugestiva.
—No comprendo.
—Abre el regalo.
Tomé el regalo, y lo abrí, era una pequeña caja y cuando vi que contenía, me extrañé demasiado, porque eso no me lo esperaba para nada.
—Amor, creo que te equivocaste, es ropa de bebé, pero es de recién nacido, no le quedará a Lindsey... —pensé por unos segundos—, a menos que...
Pensé por unos segundos y comenté sugestivo a Xime para que dijera lo que yo estaba pensando, y cuando la vi, parecía muy emocionada.
—Sí —asintió—, tendremos otro bebé —me mostró una prueba de embarazo positiva.
En ese momento me levanté y la abracé, me sentía muy feliz, muy emocionado, muy contento, tendríamos otro bebé, Lindsey tendría un hermanito. La familia estaba creciendo.
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La historia continúa en "Mi mejor promesa: Anulación"
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Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1
RomanceSebastián Flores es un profesor que vive en un pent-house en Los Ángeles (California), tiene un pasado que lo atormenta, pero en una noche sin consuelo, llega a su hogar una chica embarazada justo a media noche. ¿Podrá Ximena Díaz hacerlo recuperar...