Estaba pavoroso, no sabía cómo reaccionar, ni siquiera sabía por qué estaba aquí ni que es lo que quería.
—Ethan, ¿me puedes dejar solo con tu hermana?, dile a Xime que tuve que salir.
Me miró extraño y después asintió con la cabeza. La verdad no quería que Xime supiera que Eva estaba aquí, incluso de su existencia, conociendo a Eva haría todo lo posible porque mi relación con mi amor fracasara y cayera en un abismo sin regreso.
Realmente todo era muy confuso, me daba pavor que sucediera algo de lo que pudiera arrepentirme, recordando lo que había dicho Eva con anterioridad. Ethan se fue cerrando la puerta detrás de él. De verdad esperaba que Xime no sospechara.
—¿No me invitarás a pasar? —preguntó sorprendida.
—No, sabes que no eres bienvenida. ¿Qué haces aquí?
—Vine a asegurarme si no te has arrepentido aún.
Rodeé mis ojos y negué con mi cabeza. Realmente esta mujer me alteraba, y conociendo lo malvada que es, no dudaría en jugar sucio para que regresara a sus brazos.
—Vamos a la recepción —finalicé.
Caminé hasta el ascensor antes de que ella pudiera decir alguna palabra, me siguió y entramos. Pensaba en cómo rayos podía sacarla de aquí sin que hubiera daños mayores.
—Listo, estamos solos —dijo seductoramente.
Se acercó provocativamente, conocía esa mirada, una mirada lasciva. Si me quedaba quieto esto iba a terminar muy mal.
—No, Eva —la alejé de mí.
—Vamos, sabes que me deseas.
Realmente esto era repetitivo, me preguntaba hasta dónde iba a llegar con tal de que regrese a sus brazos. Lo peor es que no podía escapar ya que al estar en un elevador era como estar en un lugar sin salida.
—¿Por qué yo? —pregunté confuso.
Eva me miró extrañada, no sabía a qué se refería mi pregunta. Siendo sincero aun no entendía porque yo tenía que estar en estos momentos de tensión.
—Eres modelo —empecé—, hay miles de hombres que se morirían por darte amor, ¿por qué me elegiste a mí?
—Porque tú fuiste la única persona que no me vio como un símbolo sexual, me trataste como un ser humano. Tienes un buen corazón, Sebastián.
Siendo sincero no me esperaba eso, no recordaba que tuviera ese tipo de personalidad noble, me sentí un poco mal. Recordaba cómo es que algún día pude enamorarme de ella. Salimos del elevador y caminamos por toda la recepción.
—Lo sé... —tomé aire—, pero esto ya no existe, Eva, quiero que eso se te quede en claro.
—No, Sebastián, te conozco y si no fuera por esa niñata, tú y yo estaríamos juntos, estás con ella porque me fui.
—Eva, te equivocas, estoy con ella porque cuando me enteré de que desapareciste, no me dolió.
Realmente esto se hacía más sincero, y como la sinceridad es un arma de dos filos, también nos hacía daño a ambos. Tener que decir la verdad es duro, y más si esa verdad duele.
—Tuve cosas que hacer, estaba ocupada —se defendió.
—Tú ocultas algo, Eva, algo grande y peligroso —dije un poco furioso.
—¿Quieres saber por qué desaparezco? —respondió furibunda—, está bien, te lo voy a decir...
—¡Basta! —interrumpí—, no quiero saber más de ti y conociéndote eres muy manipuladora, vete de aquí.
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Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1
RomanceSebastián Flores es un profesor que vive en un pent-house en Los Ángeles (California), tiene un pasado que lo atormenta, pero en una noche sin consuelo, llega a su hogar una chica embarazada justo a media noche. ¿Podrá Ximena Díaz hacerlo recuperar...