Capítulo 10: Advertencia

264 28 47
                                    

Eva me vio muy extraña, al parecer estaba analizando lo que le había acabado de decir, su cara empezaba a mostrar signos de molestia. La seguía mirando a los ojos, no podía dejar que su mirada me intimidara.

—¿Cómo que esto se acabó, Sebastián? —preguntó molesta.

—Así como lo oyes, esto se acabó, Eva, ya no hay ningún futuro.

Estaba pensando que es lo que me diría, la conocía y supuse que empezaría a hablar conmigo para que desistiera de mi decisión, yo me mantenía muy firme y estaba seguro de que no iba a cambiar por nada.

—¿Acaso no lo entiendes?, estoy aquí por ti, cambié por ti —dijo.

—Como me dices que cambiaste si sigues desapareciendo —repiqué.

—Fue cuestión de trabajo —se defendió.

—Hablé con tu jefe, no tenía ni idea en donde te habías metido.

Inmediatamente su espalda se puso recta, sabía que la acababa de descubrir. Me molestaba mucho cuando hacía eso y ahora todo su teatro venía abajo.

—No es cómo crees, Sebastián, te juro que cambié —seguía defendiéndose.

—¿Segura? —reí irónicamente—, sigues siendo la misma chica egoísta y manipuladora de siempre, cometí el gran error de enamorarme de ti, el error que no voy a volver a cometer.

Eva dio un gran suspiro, intentando dejar de demostrar lo tensa que estaba. Yo intentaba no alterarme y explotar en ese momento.

—¿Y todo lo que hemos tenido este tiempo no significa nada para ti? —preguntó.

—Eva, acordamos que no le diríamos a nadie hasta que estuviera seguro de que habías cambiado, ni siquiera a Ethan, por lo que nunca tuvimos algo formal, no lo tenemos y jamás lo tendremos —dije.

En serio esta situación se hacía cada vez más tensa, esto ya me empezaba a incomodar demasiado, ya me quería ir y no volver a saber más.

—Es por ella, ¿no es así? —dijo sacándome de mis pensamientos.

Incliné la cabeza a un lado y la miré extrañado, no sabía a qué se refería, pero ella estaba molesta por eso.

—¿Cómo dijo Ethan que se llamaba?... —pensó por unos segundos— Ximena Díaz, es por ella, ¿no es así? —entre cerró los ojos.

Mi espalda se puso rígida, ya sabía que Xime vivía conmigo. Al notar mi expresión me miró fijamente y asintió de forma lenta, había confirmado sus sospechas.

—¿Cómo es que esa niñata estúpida arruinó lo nuestro? —preguntó molesta.

—Esa chica a la que insultas —dije molesto— me ha dado más felicidad en estas semanas que tú en todo el tiempo que te conozco.

—Es una niña, Sebastián.

La verdad la situación ya me empezaba a hartar y no iba a permitir que la insultara, tenía que terminar la conversación de una vez por todas.

—Tú y yo no tenemos nada más de que hablar, punto final —sentencié.

Eva asintió y se levantó de la mesa inmediatamente muy molesta dejando el café, el cual nunca le dio ningún sorbo. Caminó a paso rápido a la puerta del establecimiento. Volví a tomar un sorbo a mi café viendo su recorrido a la salida.

Cuando estuvo en la puerta, con una mano abrió una de ellas, inmediatamente se giró a mí y con una mirada furiosa gritó:

—¡Sebastián Flores, te juro que vas a arrepentir!

Mi mejor promesa (SAGA: Esperanza) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora