Nos pasamos los días mirando el reloj y seguimos llegando tarde a la vida.
—Ruenda M.
La nieve cubría la tierra con un grueso espesor. Era imposible pasar sin quedar atorado en medio de ella pero a una niña parecía no importarle. Con tan sólo cinco años de edad, y enfundada en muchas capaz de ropa, reía deleitada mientras sus pequeñas manos trataban de atrapar un copo de nieve para después guardarlo en su cofre mágico para siempre.
Pero ella no era consiente de algunas cosas, como, por ejemplo, que el copo, en dado caso de que lo atrapara, se derretiría rápidamente y su para siempre no dudaría más que un par de segundos. O que dicho cofre que ella conservaba como su más preciado tesoro no había sido casualmente olvidado en donde ella lo había encontrado; junto al buzón de su abuela, apenas un par de días atrás, en plena navidad, si no que había sido un regalo especial para ella de parte de alguien que no se atrevía a mostrarse.
Otra cosa de la que no se percataba, y la culpa podría ser de las luces navideñas que resplandecían por toda la colonia, era que algo en ella resplandecía. Una luz destellaba con intensidad por su pequeña felicidad, atrayendo a cualquiera que pudiera percatarse.
Y por último, ella no se daba cuenta que era observada por muchos ojos, con mucho interés, y con mucha malicia.
— ¡Live! —gritó una voz femenina con autoridad dentro de la casa y la pequeña se paralizó.
Corrió hacia su madre que la miraba de manera reprobatoria desde el porche de la casa y la miró con sus enormes ojos plata. La mujer suspiró, negó con la cabeza y por último sonrió antes de cargar a la pequeña Live.
—No puedes hacer eso cada vez que intento enojarme —reprendió la mujer con alegría y cariño y la niña rio sin remordimiento.
Entre las sombras los siluetas comenzaron a desaparecer pero una de se quedó al final, incluso después de que las doce campanadas sonaran y recibiera el año nuevo completamente solo y congelado. Y cuando las luces se apagaron y todos cayeron rendidos, sólo entonces, se atrevió a acercarse y asomarse dentro de aquella casa, para contemplar a la niña que descansaba en una pequeña habitación junto a sus padres.
Ellos pronto se irían. Y él los seguiría.
O por lo menos eso planeó.

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Un Día Más
VampirAhogado en un limbo lleno de recuerdos y dolor, un hombre delira su voz. El pasado, el presente y el incierto futuro se mezclan junto con la pasión, el amor, abandono y desesperación que amenazan con volverlo loco; tirarlo sin anestesia y sin previo...