.
La sonrisa de Zayn era contagiosa, y por esa razón Cara sonreía más seguido. Si le preguntaran, por ejemplo, a qué cosas era adicta, contestaría sín lugar a duda; el azúcar y verlo sonreír.
Él no sonreía muy seguido, porque no encontraba motivos o razones para hacerlo. Pero cuando sonreía, justo como en aquél momento, lo hacía de verdad. Prefería sonreír de verdad a fingir una sonrisa en los peores momentos, porque era estúpido sonreír mientras por dentro estás siendo absurdamente destruido.
El frío aumentaba junto con las horas, pero poco les importaba. Zayn tenía que estudiar para una evaluación de Física, pero poco le importaba. Cara terminar de traducir una larga partitura, pero poco le importaba. Preferían pasar tiempo juntos, porque estando juntos se sentían mejor que nunca. Encontrar a una persona que entienda tus problemas es difícil... Pero ellos la habían encontrado con facilidad. Zayn echó su cuerpo hacia atrás, apoyando toda su espalda en el césped. Cara imitó su acción y se recostó a su lado. Miraban las estrellas que comenzaban a hacerse presentes en el cielo, avisando que la noche estaba a punto de caer frente a sus ojos. Habían pasado toda la tarde escribiendo en el anotador, perdiendo juntos la noción del tiempo.
-¿Eres insegura? -le preguntó Zayn mediante el anotador. Cara frunció el ceño.
-No lo sé... ¿por qué me has hecho esa pregunta ?
-Sólo quiero conocerte más -le explicó él-.Contesta.
-No lo sé -volvió a escribir.
-Veamos... ¿si pasas por un lugar donde un grupo de personas está riendo, crees que se ríen de ti? No hizo falta que Cara se imagine la situación para contestar.
-Sí -escribió.
-Entonces eres insegura.
-Magnífico.
-Tu turno. Hazme una pregunta -escribió él.
-¿Por qué odias el azúcar? -le pareció la pregunta más estúpida del mundo, pero no se le ocurría otra cosa. Zayn se rió, robándole una sonrisa a ella.
-No hay demasiadas razones. Y las razones que existe son absurdas. No te importarán. Es mi turno; ¿Por qué tocas el piano?
Cara se quedó en blanco. ¿Por qué tocaba el piano? Había varias opciones. El piano, un instrumento de ochenta y ocho teclas, cada una con diferentes sonidos y entonaciones, era una forma de expresarse. Podía comunicarse mediante él. Y fue eso lo que puso en el anotador.
-Puedo expresarme con su sonido -escribió.
-¿Cómo? -Por ejemplo, si toco notas graves, me siento triste, deprimida, o enojada. Ahora, si toco notas agudas, es porque me siento feliz, o de alguna forma, siento que es un buen día.
-¿Y si tocas notas normales?
-¿Normales?
-Las del medio.
-Eso sería como sentirse... normal.
-Uh, gran respuesta. Tocar teclas normales equivale a sentirse normal.
Cara se rió, y, a continuación, escribió: -Exacto. ¿Te gusta estudiar?
-¿A ti?
-Yo pregunté primera -replicó Cara en la hoja.
-Y yo segundo -escribió él con una sonrisa. Cara rodó los ojos al mismo que trataba de ocultar una media sonrisa.
-No, no me gusta, lo odio. ¿A ti? -plasmó ella en la hoja.
-Pfff... claro. -¡Mentiroso! -lo acusó ella al mismo tiempo que reía.
-¿Qué clase de libros te gustan? -le preguntó.
-¡Ciencia ficción! -escribió ella con rapidez-. ¿A ti?
-Hummm... básicamente no me gusta leer.
-¿Nada?
-Nada. ¿Cuánto tardas en leer un libro de, aproximadamente, cien páginas?
-Depende. Si me gusta, un par de días. Si lo odio, un par de meses.
-Bueno, imagínate que para leer un libro de apenas cincuenta páginas puedo estar siete meses. Cara se llevó la mano a la cabeza y rió al leer aquello.
-¿Tienes novia? -escribió ella, pero lo tachó antes de mostrárselo, preguntándose por qué había escrito eso. Lo miró y sonrió con inocencia, pidiendo por favor que no haya leído aquello.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _.
+6 votos.