XXVIII

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Cara había bajado de su habitación cubriendo el rasguño en su hombro. Aunque era muy poco importante, no podía permitir que sus padres lo viesen, o empezarían con sus suposiciones, y era algo que a toda costa quería evitar, porque no deseaba que le hagan preguntas.

Esa mañana, todo era un desastre en su hogar. Lauren y Benjamín se encontraban desesperados por la repentina desaparición del coche, y Cara se sentía culpable. ¿Cómo reaccionarían sus padres si ella les dijera que lo había estrellado contra un árbol? Prefería quedarse con la duda a experimentar aquello.

-¿Adónde has estado anoche? -le preguntó su madre entre señas al verla entrar en la cocina. Su corazón se aceleró, y por un momento deseó seguir vagando por las calles con Zayn, justo como en esa noche, antes de que él encontrase el camino.

-En... en mi cuarto.

-Casualmente, he entrado a tu cuarto y allí no había nadie -le replicó Lauren, tratando de no armar un escándalo.

Cara sonrió inocentemente. Se le habían acabado las mentiras.

-¿Dónde has estado? -repitió la mujer.

Ella suspiró, y se dijo a sí misma que sería mejor decirle la verdad.

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Dormir en el sótano era realmente incómodo. Agotador, frustrante. Y eso era lo que Zayn había experimentado esa noche. No quería entrar a su cuarto, porque para eso debía pasar por la puerta principal, y de seguro, si sus padres lo veían fuera de prisión, eran capaces de reportarlo para que nuevamente lo metieran tras aquellas oxidadas y viejas rejas que predominaban en la cárcel. Y no volvería a soportarlo. Entonces, para evitar las consecuencias, había conseguido entrar por una pequeña ventana -ya que, últimamente, se le daba bastante bien eso de entrar y salir por lugares estrechos-, y había "descansado" en ese sucio lugar, lleno de polvo y cajas cerradas amontonadas entre sí, que no servían más que para desperdiciar lugar.

Se preguntó, mirando el techo ligeramente poblado de telarañas, qué haría ahora. Estaba metido en un lío mayor que el anterior. Si a sus padres se les ocurría ir a visitarlo a la prisión, se llevarían una interesante sorpresa. Pensando en aquella posibilidad, decidió que sería mejor que sea él el encargado de darles la noticia a sus padres.

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-¿¡Que has hecho qué?! -fue la respuesta alterada de Lauren cuando Cara le confesó su aventura en la noche.

-Pero... mírale el lado bueno -comenzó a justificarse con las manos un poco temblorosas-. Estoy bien.

-¿¡Y qué hubiese pasado si algo te ocurría!?

Cara rodó los ojos. -Lo siento. No volverá a pasar.

Lauren se llevó una mano al rostro antes de contestar. -Y no -le dijo a través de las señas-. ¡Ya no tenemos un auto para que destroces!

-Lo sien...

-¿Te das cuenta el error que has cometido? ¡Cara, ayudaste a Zayn a escapar de la cárcel! ¡Pueden meterte a ti tras las rejas por eso!

Pero Cara ya no le prestaba atención a lo que las manos de Lauren expresaban. Ahora, se encontraba mirando por la ventana, en dirección a la casa de él, y podía ver con claridad que también estaba siendo regañado por su madre. Sonrió.

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-¡Has escapado! -exclamó Julia horrorizada, dejando de lado lo que estaba haciendo sólo para reprimir a su irresponsable y corrupto hijo.

-¡No! -lo pensó por un momento- Bueno... sí, pero cálmate. Eh... bueno, no te calmes. ¿Me has extrañado? -le preguntó con una dulce sonrisa.

-Estás loco. ¡No puedes salir de la prisión! ¡Podrían meterte nuevamente, y por muchísimo más tiempo!

-No si no me encuentran.

-¿Y si lo hacen?

-Entonces te volveré a ver cuando cumplas setenta años.

Julia echó la cabeza hacia atrás, preguntándose cuándo el pequeño y tierno Zayn se había convertido en... en eso. En un adicto, un ladrón, un mentiroso.

-Volviste a fumar -le dijo, dolida, agotada física y sentimentalmente.

Él rodó los ojos, pero con un sentimiento de culpabilidad, sin saber cómo explicarle.

-¿Por qué...? -comenzó a preguntarle Julia. Aunque él no le estaba prestando atención. Miraba por la ventana, con una leve sonrisa. Cara también estaba observándolo, y también estaba siendo regañada. Entonces, él señaló con el pulgar hacia afuera, como preguntándole a ella si quería escapar por un rato de sus problemas. Cara asintió, entusiasta.

Ambos salieron corriendo hasta las respectivas salidas de sus casas, ignorando los gritos de sus madres. Zayn tomó un anotador y marcador antes de salir, y luego cruzó la puerta saliendo de aquél infierno, porque, se había dado cuenta, que cualquier lugar en el que Cara no se encontrase, era un completo castigo.

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Agradecimientos al restaurante el fogón por tener el wifi abierto.

Se enamoro el Negro<3

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Te amaré de todas manerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora