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—Podría empezar buscando al gato desde ya si me dejases salir de la casa.
Lauren suspiró nuevamente, con cansancio. —No, Cara, no saldrás —le repitió, sin ceder ante las insistencias de ella.
Cara agitó las manos, exhausta. —¡Vamos, mamá! El gato podría estar en cualquier lado. Mientras más rápido comience a buscarlo, mejor.
Su madre la miró seriamente. —Está bien, vete. Pero de todas formas sigues castigada.
Cara sonrió, sintiéndose satisfecha. —Claro, por supuesto —manifestaron sus manos diez segundos antes de dar un portazo y salir de su hogar, apreciando la fría brisa recorrer su cuerpo, haciéndola sentirse por fin íntegramente libre.
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Zayn miró a su madre con desesperación, suplicándole con la mirada que lo dejase salir, porque ya no aguantaba un segundo más en aquella casa del infierno.
—No vas a salir, no hay vuelta atrás. Un no es un no, y no pretendo cambiar de opinión por nada del mundo —le aclaró Julia.
Él bufó notablemente molesto y le hizo una mueca no muy agradable a su madre cuando ella se dio vuelta y continuó mirando su ridícula telenovela favorita.
Entonces, Zayn decidió recurrir al método de siempre: escabullirse por la ventana como si fuese un pequeño animal.
Al subir nuevamente a su cuarto con pesadez y correr la cortina para ver el exterior, sus ojos encontraron a Cara, quien parecía buscar algo entre unos arbustos.
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—¿Te enojas si te digo que pareces una lunática que busca comida en una planta? —apareció frente a sus ojos un anotador celeste con aquel mensaje.
Ella levantó la vista y lo miró fijo, fallando en el intento de dirigirle una irónica mirada.
Zayn sonrió, refugiando las manos casi congeladas dentro de las mangas de su buzo, mientras contemplaba como Cara escribía en el anotador.
—He perdido a mi gato —dibujó una cara triste y, a la vez, enfadada—, y debo buscarlo. Supongo que si no lo encuentro... mi madre me dejará en la calle por unas semanas.
Zayn rió, para luego apoderarse de las hojas y el marcador.
—Siempre puedes dormir en mi casa, ¿no?
Cara lo miró fijamente al leer aquello. Luego, hizo un puño con su mano enfundada en un guante gris y le pegó suavemente en el hombro.
Él volvió a reírse mientras escribía una respuesta en el anotador. —¡Tú lo has malpensado, no yo!
Ella puso los ojos en blanco, con una sonrisa surcando ligeramente sus labios. —Ayúdame a encontrar al gato, mejor —escribió.
—¿Y cómo se supone que se busca a un gato?
Cara se encogió de hombros, negando con la cabeza. —¿Quién sabe? —añadió en el anotador.
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El tiempo había pasado y no tenían noticias del pequeño animal. Realmente, no habían buscado demasiado, se habían pasado la mayor parte del tiempo riendo, empujándose y haciendo bromas.
—¿Has encontrado al gat...? —comenzó Lauren mediante señas, pero, al ver a Zayn, se limitó a sonreír—. Oh, cariño, hola —lo saludó.
Él sonrió, dirigiéndole un simpático "hola."
—¿Quieren tomar algo? —preguntó en ambos "idiomas."
—Chocolate caliente sería maravilloso —respondió Cara, aprovechándose de la bondad de su madre frente al invitado.
Lauren les sonrió nuevamente, mientras Zayn limpiaba sus pies en la alfombra. —Zayn, ¿te gustaría tomar chocolate caliente?
—Sí, está bien, me da igual.
Lauren amplió su sonrisa y luego tomó rumbo hacia la cocina, seguida por los adolescentes.