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Cara anheló profundamente haber oído las palabras de Zayn segundos antes del inesperado beso. Deseó comprender el por qué de aquello. Y pensó estúpidamente que todo era perfecto y nada podría arruinar ese momento... hasta que se percató de su asqueroso olor a alcohol, y absolutamente todo se echó a perder. Se alejó despacio de él, al mismotiempo que mantenía la cabeza baja. Zayn la miraba sonriente, como si lo que acabase de hacer estuviese magníficamente bien. Y lo estaba, sí. Lo que estaba mal era su estado, sometido por el alcohol, porque él no tenía idea de lo que acababa de hacer. Antes de que Zayn pudiese abrir su boca y decir alguna idiotez, Cara cerró la puerta y se apoyó en ésta, acariciando delicadamente sus labios, como si de alguna manera tuviese la posibilidad de recrear el beso, pero en mejores condiciones. Apretó los ojos con fuerza, como queriendo borrar lo ocurrido. Mentiría si dijera que jamás había soñado con un beso de él. En verdad sí, algunas veces había fantaseado con ello. Y una parte de ella se sentía feliz de que haya ocurrido. Pero la otra, decepcionada, porque tenía en cuenta que Zayn no recordaría nada de lo ocurrido a la mañana siguiente. Si ni siquiera recordaba que ella no podía oír, ¿cómo pretendía que recordase el corto beso?
Los minutos iban pasando lentamente y ella aún seguía aturdida. Aburrida de las cosas que pasaban por su cabeza, se dijo a si misma que sería mejor acostarse para evitar que cualquier otra clase de pensamiento se infiltre en su mente. Luego de ponerse un pantalón desteñido y una remera de manga corta para dormir, recordó tontamente que había dejado algunas partituras desordenadas, dispersas por casi todo el living, donde había estado tratando de leerlas. Bajando con temor —odiaba la falta de iluminación—, llegó a la cocina y prendió todas las luces posibles. Y, literalmente, casi muere de un infarto al ver el reflejo de Zayn del otro lado de la puerta, moviendo sus brazos, seguramente al ritmo de alguna estúpida canción que paseaba por su aturdida mente en esos momentos.
Ella apoyó una mano en su pecho mientras éste subía y bajaba con rapidez, intentando retomar la calma.
Pensó en la posibilidad de no abrirle y dejarlo afuera, después de todo, tal vez sólo quería molestar. Pero también recordó que él era su... su amigo. Así que finalmente se decidió y abrió la puerta.
—¡Oh, gloriosa amiga, casi muero de hipotermia! —le dijo, aunque Cara lo miró desconcertada y señaló sus oídos, pretendiendo inútilmente que él comprendiese que no entendía nada.
Zayn miraba sucesivamente hacia todas partes, sonriente, cual niño pequeño visitando por primera vez un parque de atracciones. La abrazó, para no perder el equilibrio. Cara casi se cae, pero pudo mantenerse gracias a un pequeño mueble que se encontraba a su lado. Ella se alejó rápidamente, por lo que Zayn se desestabilizó y cayó al piso. Cara lo pateó hasta que consiguió que su cuerpo completo quedase dentro de la casa. Se sentía una asesina serial que trasladaba el cuerpo de su víctima para practicar sadomasoquismo con el mismo.
—Despierta, por favor —pensaba mientras lo sacudía con las manos—.
Se levantó del piso sosteniendo su cabeza con las manos y caminando desesperadamente de un lado a otro. ¿Cuánto duraría el efecto del alcohol? Ella no tenía idea, puesto que jamás había consumido aquello. ¿Y si a sus padres se les ocurría volver antes, y lo encontraban allí tirado? Oh no, estaba metida en un grave problema.
—Zaynnn —volvió a pensar, intentando comunicarse telepáticamente con él. Algo que fue obviamente imposible.
Demasiado cansada, tomó fuertemente la mano de él y comenzó a tirar, intentando al menos de acostarlo en el sillón para no dejarlo en el piso. Pero no pudo, era imposible. Allí, dormido, parecía pesar lo mismo que un camión. O tal vez más.
Suspiró y se dirigió a la cocina para buscar un vaso. Lo llenó de agua hasta que éste no pudo soportar más, y se acercó hasta el cuerpo de él, que se asimilaba a un moribundo.
«Te jodes» pensó un segundo antes de volcar el líquido frente a su rostro y alejarse velozmente.
Él no tardó nada en despertar y quejarse. Observó por un momento el lugar en donde se encontraba, ahora un poco más sobrio.
Con una sonrisa se levantó, mientras Cara lo observaba apoyada en el marco de la puerta. Automáticamente ella le ofreció un anotador junto al indispensable marcador, no muy segura de si él estaba en las condiciones necesarias como para soportar el peso del marcador entre sus dedos. Zayn volvió a sonreírle. Ella comenzaba realmente a tener miedo.
El marcador se tambaleó un momento entre sus manos pero luego logró manejarlo bien, aunque se sostenía la cabeza, indicando que la resaca comenzaba a dar sus primeros signos.
—Buenos díassss. —Le tendió el anotador.
—¡Son más de las tres de la mañana!
—Buenas noches, entonces.
—¿Sigues ebrio?
El sonrió de lado al mismo tiempo que estiraba sus brazos, como si hubiese dormido como un bebé.
—¿Y eso cómo podría yo saberlo?
Dibujó nubes y flores en un extremo de la hoja y se lo dio a Cara.