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Mentiría si dijera que se sentía culpable por hacer enfadar a su madre. En realidad, casi siempre que lo hacía sentía algo relacionado con el remordimiento, pero ahora era exactamente todo lo contrario. Mientras caminaba con Zayn hacia un destino indefinido, ninguno de los dos podía parar de reír. En ese momento, ambos tenían algo en común; una reprimenda debido a la hazaña que habían realizado en la noche.
Y también había otra cosa; ninguno de los dos se sentía arrepentido. Se podría decir que incluso sentían orgullo de sí mismos. Bueno, desde un punto de vista algo exagerado.
Creían estar caminando en círculos, porque habían pasado por esa esquina unas cinco veces.
Trataban de disfrutar de su único —y tal vez, último— tiempo libre de la semana, porque sabían que, al regresar, el castigo sería muchísimo más grave. Por lo tanto, mientras más se alargase el paseo, más tiempo duraría su temporal libertad.
Zayn volteaba a ver a Cara la mayoría del tiempo.
Creía que ella no se daba cuenta, pero era totalmente lo contrario. Cara sentía como sus mejillas ardían cada vez que los ojos de Zayn se dedicaban a verla.
La mano de ella y la suya no se encontraban demasiado separadas. Y él no perdió oportunidad alguna. Acercó su mano, lentamente, hasta que tocó los pequeños dedos de ella. Una extraña sensación se apoderó de él, y luego, al ver que Cara no se apartaba ni mostraba ningún signo de disgusto, tomó su mano por completo.
Cara bajó la cabeza, y sonrió. El color de las manzanas era rídiculo comparado con el de sus mejillas.
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Habían llegado a una calle no muy transitada. Las personas y los autos casi no pasaban por allí, y hasta se podría decir que era un lugar abandonado, pero el pasto pulcramente recortado evidenciaba que había personas habitando esa zona.
Se sentaron en el cordón de la calle, ya que no habían hablado durante todo el camino —únicamente hacían raros gestos y muecas, tratando de imitar los rostros de sus madres mientras los retaban—, además se encontraban un poco cansados, y ni siquiera obligados se atrevían a volver a sus casas.
—Entonces... fumas —escribió Cara.
—¿Qué?
—Aún eres adicto a esa cosa.
—No eran para mí.
—Lo robaste. No creo que robes para complacer a alguien más.
Zayn miró hacia otro lado. Le daba verguenza admitir que así había sucedido; que había robado para satisfacer las necesidades de su amigo (y además, devolverle el favor.)
—Perdón.
—¡No te disculpes conmigo!
—¿Y con quién, entonces?
—Contigo mismo.
—Soy un desastre —admitió.
—Eres un desastre —escribió Cara con una sonrisa.
—Pero aún así me quieres.
—¿Oh, sí?
—Por supuesto.
Cara se rió un poco antes de contestar. —Si yo fuera tu madre... —pero dejó de escribir. Se había quedado en blanco, pensando qué decir a continuación.
—¿Si tú fueras mi madre...?
—Te desadoptaría. Quemaría los papeles de adopción.
Zayn abrió su boca, queriendo representar a una persona enfadada. —¿Me estás llamando adoptado?
Cara no contestó. Únicamente, sonrió, y apoyó su cabeza en el hombro de él.
La sonrisa se le contagió. Si ella se sentía feliz, de alguna forma, la felicidad también se apoderaba de él.
Zayn entrelazó sus dedos en el marcador y volvió a escribir.
—Labios de azúcar; te quiero.
Cara sonrió. Luego, frunció un poco el ceño antes de contestar. Enderezó su cabeza y escribió: —¿Odias el azúcar, no es cierto?
Él asintió.
—Entonces... ¿por qué me dices labios de azúcar?
La sonrisa de Zayn creció, y la picardía predominó en ésta. —Lo descubrirás tú sola.
La intriga se había apoderado de ella, completamente. No sabía que quería decir aquello. Entonces, Zayn pasó el brazo izquierdo por sus hombros, Cara y sintió que sus nervios desaparecían poco a poco. Zayn —pensó—; te quiero, y más de lo que imaginas.
Y, por primera vez, estuvo de acuerdo con un pensamiento que pasó por su mente, sin dudarlo antes, o detenerse a pensar qué consecuencias implicaría aquello.
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Ya se que nadie lee esto pero bueno xd, perdon por no subir estaba en Uruguay para el WWA:)