Las personas no son para siempre

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Y eso es a lo que mucho, como yo, no nos acostumbramos.

Abuelos, bisabuelos, tíos, sobrinos, hermanos, hijos, papá y mamá. Ninguno de ellos son para siempre. Sus recuerdos sí, su alma... También.

Pero el día a día, no.

Llega un momento en el que estás con esa persona conversando sobre el pasado, y es allí donde te das cuenta los bonitos momento que pasaron... Pero cuando esa persona, que tiene parte de tu afecto y consideración, pasa a otro plano; recuerdas los malos momentos que pasaste y esa persona te ayudo. La empiezas a valorar como en verdad se debía valorar a una persona. La llegada de su muerte, es el inició de tu pesar, de que lleves luto a esa persona y la recuerdes cómo esa persona se lo ganó.

Sí era mala, sería recordada con rencor.

Sí era buena, sería recordada con amor.

El momento de su partida es el momento en el que el viejo refrán, dicho por los abuelos de mis abuelos, cobraba sentido. "Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes." Y es así, cada persona tiene un-no-sé-qué que lo identifica, pero muchos lo vemos, después de su partida.

Dichoso aquél que pueda enmendar su involuntaria ceguera.

En mi caso, no es así. Perdí a una gran amiga a causa de una imprudente al volante. Días después de su cumpleaños, quince días en coma y luego... Murió.

Y así cómo a mí, a más personas les pasó.

También está, nuestros ídolo. Los que después de casi diez años de su ausencia aun creemos que respiran, para ser más específica: Michael Jackson.

Moreno de nacimiento, blanco por transición. Soñaba con un mundo mejor, le pagaron con acusaciones sin pudor. Él, dueño de mis pensamientos, de mis metas y deseos. Verlo, admirarlo... Es algo que se me da muy fácil. No es obsesión, es admirar a quién lo merece.

¿Aguantarían a millones de personas juzgándolos? ¿Serían capaces de pararse frente a una cámara y desnudar sus emociones para ser incriminados? No lo creo, yo no lo creo de nosotros. Personas comunes, sin aires para cambiar.

Él, a pesar de todo lo que a su alrededor pasaba en su contra, sonreía y se esforzaba más por mejorar y cambiar al mundo. Sin embargo, el estrés se apoderó no sólo de su cuerpo, también de su alma. Una sobredosis, un asesinato, aún sigue vivo, es mentira, es verdad... Muchas teorías, pero sólo él sabe su verdad.

Yendo al grano de mi artículo, o capítulo; muchas personas que hoy en día lo admiran no tuvieron la oportunidad de entender su música, de ver una ceremonia de premios con él vivo. A mí me tocó, el holograma. A mis cuatro años baile Thriller en un centro comercial, a los seis me enteré de su, presunta, muerte. A los, casi, catorce años me he dedicado a inmortalizar su música, sus imágenes y su deseo por cambiar al mundo. Y así será.

Otro de los casos que expondré aquí, cómo ídolos, es... Selena Quintanilla.

Otra persona con sueños, metas, visiones y que con un poco más de dos década su vida fue arrebatada por una vil persona, qué decía amarla.

¿Amor? Já, ódiame por favor.

Su música, su baile, su sonrisa y presencia cautivaron a México, Texas y otras partes del mundo.

Dios tampoco me dio el placer de escuchar su música con ella aún viva, sin embargo, agradezco no ser sorda, tampoco mocha, cómo para no poder buscar por Youtube su nombre e inmortalizarla en mi mente, alma y corazón.

Estas tres personas son parte fundamental de mi pasado, las extraño en mi presente, pero en mi futuro siempre las recordaré.

En honor a ustedes; Diana, Michael y Selena.

Les dedico letras con amor, qué es todo de mí.

Ok, van dos crisis existenciales en una sola noche. ¡Qué viva el café con bastante azúcar!

Advertencia: No leer está sección o tendrás problemas mentales iguales o peores que los míos.  

¿A esto se le llama vida? Qué asco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora