Capítulo 9. Comedora social.

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Pues la verdad es que no se está tan mal sin comer. Te acostumbras, y ya no lo ves tan dramático. Lo malo es la sociedad, que te instiga a engullir. Yo reconozco que soy "comedora social". A mí no me hace la misma gracia reunirme con amigos sin ponerme hasta arriba de porquerías. Además, la comida es mucho más divertida cuanto más plastosa sea. A mí no se me ocurre ir a cenar a un restaurante y pedirme una tortilla francesa, con un tomate abierto con sal al lado. Para eso, me quedo en mi casa, la verdad.

Yo, si salgo, tengo que comer, como mínimo, lasaña. Pero no de verduras, no. De lo que más pegajoso sea. Es que me da rabia hasta de pedir un helado de fruta, tiene que ser de galletas, o de profiteroles, o de nata con frutos secos y pepitillas de chocolate, por lo menos. La verdura y la fruta pueden estar todo lo buenas que quieran, y la pechuga de pavo, y el pescado cocido, pero cuando llevas toda la vida haciendo dieta, es que ves una pera y se te ponen los pelos de punta.

Los yogures igual. Sí, sí, muy ricos. Pero cuando tienes hambre de verdad, de esa que solo puede calmar un buen bocadillo de chorizo, comerte un yogur recién sacado de la nevera, y sobre todo si es invierno, es lo peor que te puede pasar.

_ "Pues me voy a tomar algo calentito"_ Dices, cuando ya estás a punto de entrar en estado de coma. Y te tomas una infusión.

Las infusiones son buenísimas, pero hay que ser muy tonto para calmar el hambre con eso. Es que es agua, ¿nadie se ha dado cuenta? Pues yo sí, y después de media vida diciendo que me gustan muchísimo, y siendo invitada por todo el mundo a esa bebida del demonio, por fin un día me quité la careta y confesé a los cuatro vientos que eso a mí no me gusta. Que no me tomo yo más infusiones, ni muerta, que saben a hierbajo seco. Para eso prefiero beber agua limpia.

Aunque el agua tampoco me quita el hambre a mí. Dicen que bebiendo dos vasos antes de comer, te sacia bastante. Pues a mí me pone de mala leche beberme medio litro de agua con el estómago vacío. Me entra una sensación de dolor profundo en el alma, y unas ganas de llorar, que no puedo. Si es que es agua, ¿qué va a rellenar el agua?

Una vez hice una dieta, que ponía que había que comerse dos pasas para merendar. Es que yo no me levanto del sofá para coger dos pasas. Me niego. Que tienes que ir al supermercado, comprar la bolsa de pasas, guardarla en el mueble, y luego, cuando estás a punto de desfallecer, vas y abres la bolsa, para sacar dos. ¡Pero si al abrirla se te caen siete u ocho, y son las que te comes sin considerarlas merienda ni nada! Son ganas de hacernos pasar por tontos. Tú vas a comer fuera, te hinchas, y luego te pides una copa, y te ponen frutos secos, y como lleven pasas, no te comes dos. 

El que inventó esa dieta debía ser un delgado, al que nunca le hará falta hacer su propia dieta. Lo mismo de listo que el de las sábanas ajustables. Lanzo al mercado un producto que te va a hacer infeliz por el resto de tu vida, y ahí te las compongas, porque como yo no voy a tener nunca que doblarla...

Dicen que lo ideal es hacer ejercicio, pero claro, es que yo considero que para poder moverte primero tendrás que adelgazar. ¿Cómo vas a hacer flexiones con la barriga de por medio? Tendrás que esperar a que baje un poco, y luego ya veremos. Además de lo ridícula que se ve la ropa deportiva cuando hay molla, tan pegada que te hace parecer un chorizo parrillero. Me compré yo un chandal para ir al gimnasio, y cuando me lo puse, resulta que era el mismo del de la profesora de pilates. Pues no sabía dónde esconderme, la verdad, porque la comparativa de los culos era bestial. Pues en la primera fila que me puso ella, para vacilar. Yo no voy más a ese gimnasio ni que me paguen a mí.

Mejor no como, y no salgo, y no hago deporte. Voy a poner en práctica mi capacidad de aguante, a ver si con suerte soy capaz de acostumbrarme a hibernar.

¡Cómete el bikini!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora