Capítulo 12. Alimentos prohibidos.

34 1 0
                                    

Ahora dicen que se debe uno comer un huevo diario. Yo es que no lo entiendo, de verdad. Si un huevo ha sido siempre un huevo, ¿cómo es que antes era malo y ahora es necesario? Son ganas de volver locas a las personas. ¿Es que no se han dado cuenta de lo que es un huevo hasta ahora?

Yo creo que seria mejor vivir en la ignorancia, porque cuanto más intentas documentarte, peor. Decían que el pan engordaba mucho. Bueno, pues ahora resulta que no, que lo que engorda es lo otro. Ahora, que me he acostumbrado a comer sin pan, resulta que no era eso. Pues nada, a pasar de mojar la yema del huevo con el dedo, a comerse el pan seco. Pero que si hay que comerse un huevo todos los días, y el pan no engorda, pues entonces que no me digan nada si me lo como junto.

Es que decían luego también, que junto no teníamos que comernos nada. Pero es que entonces no me da tiempo. ¿Qué hago?¿ Me como el huevo ahora, y cuando haga la digestión me como el pan? Pues dice: "te puedes comer dos kilos de filetes y no engordas, si no los mezclas con patatas, ni arroz, ni pan, ni pasta, ni nada". Pues yo no me quiero comer dos kilos de filetes, me quiero comer un filete, con patatas. Que no puedes mezclarlo, pues nada, a ver a qué hora me tengo que comer las cosas, porque ya estoy empezando a perder los nervios.

¿Y lo del pescado? Que decían que el pescado tenía que ser blanco, y ahora que tiene que ser azul. Pues yo qué sé. La mantequilla no, que son grasas animales. La margarina tampoco, que le echan el aceite ese atrancavenas. La mayonesa tampoco. El aceite de oliva, sí, eso es buenísimo, oro líquido, pero solo te puedes tomar una gota. Pues vaya. 

El azúcar no se puede ni probar, porque es refinado, y tal y cual. Pero es que la sacarina también es mala. Y entonces, ¿Qué es lo que le puedo yo echar al café? ¡Ah, no! Que el café es malo también. Pero es que tengo la tensión por los suelos. Bueno, da igual.

La leche. Ese es el gran problema. Porque es que con eso todavía no se han puesto ni de acuerdo. Que unos dicen que es el alimento más completo que existe, y la meten, con todos sus derivados, en la pirámide nutricional, como imprescindible, y otros dicen que es un veneno.

¿Y yo qué hago? Porque las otras leches son blancas, pero no son leches. ¿Y si la tomo y me estoy envenenando? ¿Y si la dejo de tomar y me desnutro?

Yo creo que los médicos deberían estudiar un poco más, porque tampoco debe ser tan difícil saber si una cosa es mala o buena. Me cabrean, y me como un bollo, y luego que no coma bollería industrial. 

Dicen que el desayuno ideal es un zumo de naranja, un café con leche y un bollo integral con jamón serrano, tomate y aceite de oliva. Pues yo un día eché un chorro de zumo de naranja en el café, y se cortó la leche, así que tan bueno no será. Si metes todo eso junto en la batidora, a los dos minutos está podrido, yo no sé el beneficio que puede tener para el cuerpo comerse cosas que se pudren las unas a las otras.

Pero bueno, también decían que a los bebés había que bañarlos todos los días, y ahora les dejan hasta la plasta del parto pegada en la cabeza. Que yo no entiendo a la gente, porque llegan de trabajar, sudando como pollos, que no hay quien se acerque a ellos de la peste que echan, y en lugar de bañarse ellos, bañan al niño. Que el niño está limpio. Dicen que es para que duerma bien, fresquito y tal. ¿Y ellos, dormirán bien con los pelos pegados de grasa y los pies oliendo a queso de cabra? Qué mal. Así tienen los niños la piel, desollada viva. Luego dirán que la tienen atópica. Normal.

Bueno, pues la fruta y la verdura por lo menos, coinciden todos en que no engorda. Pues no me apetece. Sí, sí, que está muy buena, pero que no quita el hambre. Oye, que te comes tres kilos de sandía, y al principio te llena, pero a la media hora ya estás igual, y al final la has comprado, has cargado con ella hasta tu casa, has apretujado todo lo de la nevera para que quepa, la has pelado, la has partido, te has hinchado de escupir pepitas, y sigues muerta de hambre. Y te comes los tres kilos de sandía y el bocadillo de salchichón.

A ver si inventan una pastilla mágica, que te la tomes por la noche, y amanezcas delgadita. ¡Ojalá!

¡Cómete el bikini!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora