Si el verano es malo para tener kilos de más, el invierno es peor. Llega septiembre y sacas las chaquetas. No te abrochan. Y es que una chaqueta sin abrochar es como si no te pusieras nada. Y yo paso de echármela por encima de los hombros, como hacen las madres. Que yo no sé qué clase de adhesivo tendrán esas mujeres en los hombros, que llevan la rebeca echada por encima y no se les cae. Se mueven, se mueven, se mueven, y la rebeca se les queda ahí pegada. Yo me pongo lo que sea encima de los hombros, y voy tiesa como un palo, con un cuidado increíble, y se me cae.
Será que soy un desastre, pero a mí no me pasan las mismas cosas que veo yo en las demás. Por ejemplo, yo me pongo una falda por encima de la rodilla y enseño las bragas fijo. Y, sin embargo, veo yo faldas tan cortas que parecen cinturones, y no veo braga asomando por ningún lado. Y veo en la playa a las chicas en tanga, despatarradas, y la tirilla del tanga la tienen tan sumamente bien acoplada, que no se les ve nada. Me quito yo los pantalones cuando llego de la calle, y llevo la tira en la ingle, y el triangulillo, a un lado del ombligo. Tapa poco el tanga, las cosas como son, pero a mí me tapa menos que a nadie. Pero bueno, peor son las bragas de cuello alto...
Así que ya he sacado la cazadora que me ponía yo el año pasado todos los días, y me faltan unos diez centímetros para que abroche. Y es que la ropa de invierno es mucho más cara que la del verano, y además, mucho menos disimulada si se te queda grande. Porque un vestido veraniego se te queda amplio y casi está mejor, pero un abrigo ya es otra cosa. Yo no me compro nada, que luego hago el tonto, como todos los años.
Aunque a mí hace ya tiempo que dejó de importarme tanto cómo me queden las cosas, pero es que la gente no se calla tampoco. Que fui una vez con mi hermana a una tienda de deportes, y vi una chaqueta de esas que tienen pluma por dentro, la mar de abrigada, y pensé yo en comprármela, porque es que yo soy friolera, y no me apaño con cualquier trapito. Pues desde que me la probé en la tienda, hace más de siete años, hasta el día de hoy, todavía se está riendo. Así no se puede. No me la compré, claro. En ese plan, cualquiera saca el monedero...
Que vale, que parecía una albóndiga, pero es que esos chaquetones son así. Yo qué sé lo que le entró a mi hermana por el cuerpo cuando me vio con eso, el caso es que, por más que insistí en llevarme la chaqueta, no pudo ser. Se tronchaba ella. Y no pude ni pensar en ir a comprármela a escondidas, un día que no viniera ella, para ponérmela cuando no vaya con ella, porque siempre voy con ella. Y es que todavía no lo entiendo, yo no me veía tan mal...
Es lo mismo que lo de los gorros. Que una se ve mona, y los demás se mondan. Porque es el conjunto lo que cuenta. Tú te miras al espejo y tienes una visión parcial de la situación, en todos los sentidos. Por una parte, no ves el conjunto entero, y por otra, tú ves lo bueno de ti, pones la cara y la pose que te gusta, y das el visto bueno al atuendo. Pero es que luego no es así. Que no se te ve solo la cara y los cuatro pelitos que te sacas por fuera del gorro, que vas luego andando por la calle, y como seas bajita, ya apaga y vámonos. Que nadie piensa cómo le queda el gorro por detrás, y por detrás es una cosa horrorosa.
No se puede llevar gorro con borla siendo bajita y evitar que la gente se ría. Yo me pongo en el pellejo de un alto, y creo que también me haría gracia ver una borla andando a la altura de mi sobaco. Y para eso, si vas con prisa. Patrullando la ciudad a las siete de la mañana, con la borla al viento. Pues la culpa la tienen las tiendas de ropa, que ponen a la modelo en la foto con el gorro ese, y encima de que es guapa la chica, es que es una foto. No tiene nada que ver el borlo andando que estando quieta. Yo tengo un gorro con borla, lo confieso, y me he hecho fotos y no me parece mal como queda, pero andando tiene que ser para verme.
El caso es, que de todo lo que tenía guardado en el armario, de ropa de invierno, lo único que este año me queda bien son las bufandas, y el gorro con borla...
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¡Cómete el bikini!
HumorCuando el bikini se transforma en tu peor enemigo, lo mejor es meterlo dentro de un buen trozo de pan... ¡y ponerle bastante salsa!