SIETE

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Mientras Jongdae doblaba su ropa en una valija, como si Kyungsoo ya tuviera una barriga de ocho meses que le impidiera moverse con normalidad, éste recapacitó sobre la manera de actuar de su amigo y, aunque aún le parecía prepotente, lo entendía. Jongdae solo estaba preocupado y quería protegerlo, ¿qué tenía de malo? Debería estar agradecido. No como con los idiotas de Chanyeol y Jongin que no habían hecho nada para detenerlo. Menos mal que Baekhyun lo había hecho entrar en razón.

—Dae... Gracias.

Jongdae se dio vuelta con desconfianza, pero su expresión se suavizó al ver que era sincero.

—De nada, Dodo —respondió con cariño y lo abrazó.

Dos golpes en la puerta interrumpieron el momento y Jongdae, de mala gana, volvió a la labor. Chanyeol y Jongin esperaban en el marco de la puerta con cara de gatitos mojados a que Kyungsoo les prestara su atención, lo que hizo con poco interés.

—Sabes que vamos a cuidarte si te quieres quedar, Soo, es tu casa... —habló el más alto, por ser el que mejor controlaba sus emociones.

—Éste lugar se sentirá triste sin ti —agregó Jongin con un puchero—. ¿Quién me abrazará cuando se corte la luz o haya tormenta eléctrica?

Kyungsoo rodó los ojos.

—Lo hubieran pensado antes de que tomáramos esta decisión mientras ustedes se quedaban de brazos cruzados, par de idiotas. De todos modos solo me quedaré con Jongdae tres semanas. No me importa quién sea el padre. —Kyungsoo levantó su mano hacia Jongdae, que se había dado vuelta para intervenir—. No viviré con el afortunado, criaré a mi hijo en mi casa, solo, tranquilo.

—Ni creas que permitiré que eso pase. Te dejaré vivir con la ilusión estas semanas —replicó Jongdae mientras cerraba la valija.

—Solo hay dos cosas que pueden cambiar la forma de pensar de Kyungsoo —comenzó a explicar Chanyeol—. Que el padre también desee tenerlo y, por sobre todo, que...

—Park —interrumpió Kyungsoo cortante—, si terminas esa frase, les diré a todos sobre aquella vez que... —Chanyeol le tapó la boca con la mano antes de que revelara ese secreto.

—No nos hagan caso. —Sonrió de manera fingida.

Los hermanos Kim los miraron raro. Jongdae se quedó con la pregunta rebotando de cuál sería la segunda cosa que Chanyeol iba a mencionar. Jongin, en cambio, intentó descifrar de qué podría estar hablando el embarazado; sabía con qué iba a terminar su frase Chanyeol porque no había secretos de Kyungsoo que él no supiera, pero había posibilidades de que no supiera uno de Chanyeol.

—Kyungsoo, ¿no falta nada? —preguntó Jongdae, mirando alrededor.

—Creo que no, ¿juntaron mis cosas de la uni?

Chanyeol y Jongin asintieron. Kyungsoo miró su habitación una vez más, como si se fuera a un país lejano por varios años, y salió seguido por Jongdae. En la puerta del departamento se despidió de los otros dos con un abrazo, a pesar de que indirectamente lo habían dejado fuera de su propia casa. Prometió que volvería y se vengaría de ellos, pero que los extrañaría mucho y pensaría en ellos cada noche.

—No es como si no fuéramos a vernos —dijo Chanyeol.

—Cállate, idiota, arruinas el momento —respondió Kyungsoo y reforzó el agarre alrededor del cuello del gigante para asfixiarlo.

Jongin rió, pero debió ayudar a su amante cuando notó que Kyungsoo se estaba pasando y haría que se desmayara. Finalmente lo vieron desaparecer en el ascensor con Jongdae, parados en la puerta del departamento, sintiéndose unos inútiles porque sabían que no habían hecho lo correcto, y que ese error se sumaba a la tanda de errores que los tenían metidos en esa situación.

¿Quién es el papá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora