Nota: la imagen no me pertenece, todos los créditos a su respectivo autor/a.
La boda de Rin Matsuoka y Kisumi Shigino se anunció en todo el reino, trayendo más alegría a Karabis porque finalmente se casaría el hijo varón de Toraichi. Aunque muchos de los pueblerinos estaban disgustados con la noticia, la mayoría creía que era un matrimonio arreglado por La Corona con la finalidad de alejar al príncipe desterrado de su mandato.
Al principio, cuando se dio a conocer que Rin había rechazado la oportunidad de ser rey porque no era lo que quería y no poseía las habilidades para liderar al reino, la gente no lo aceptó. Karabis era un país soberano, por lo tanto, el descontento de su pueblo perjudicaba a La Corona. Sin embargo, Toraichi se encargó de callar murmullos al presentar a la futura reina: Gou.
Gou era menor de edad, sí, pero sus destrezas iban más allá de las de Rin. La pelirroja era inteligente, sabía tratar a las personas con suma amabilidad sin caer en la ignorancia, respetaba las leyes y normas que se le imponían, tenía el sueño de casarse con un príncipe y su belleza hacía que destacara. Ella era la indicada.
—¿Qué es? —preguntó Rin al ver la pequeña cajita, entregada por su prometido—. ¿Puedo abrirla?
—Claro, es un obsequio para ti —informó Kisumi con una enorme sonrisa en su rostro, sonrisa que le caracterizaba al estar con Rin.
El príncipe destapó la caja de terciopelo y sacó el hermoso collar dorado, del cual colgaba un dije en forma rectangular de un rubí que brillaba. Definitivamente, la joya era preciosa y valía decenas de monedas de oro.
—¿No es muy caro? Yo no...
—Lo mereces —afirmó Shigino, interrumpiendo la negatividad del pelirrojo—. Tú mereces esto y más.
—¿Quieres ganarte mi cariño así? —inquirió, frunciendo la ceja en señal de molestia—. No necesito joyas.
—Tu cariño me lo ganaré con mi comportamiento —aseveró riendo—. Es curioso que pienses eso de un collar fino y no del regalo que traes en el cuello.
—Perdón —se disculpó agachando la cabeza.
—Si te digo que botes ese collar, ¿lo harías? —cuestionó, trasladando sus manos a la pieza que adornaba la piel de Rin—. Eres mi prometido. El hecho de que portes artículos de extraños me provoca celos.
—Está bien —asintió tragando saliva—. Tienes razón.
—No cedas tan fácil, ése no eres tú —objetó con una mueca—. Eres libre de elegir lo que desees, yo no te obligaré a terminar con tu pasado.
—Dije que está bien —repitió con una voz seria—. Quítamelo —ordenó mirando a Kisumi—. No quiero joyas de extraños, sólo las tuyas.
—¿Las mías? —replicó aún confundido por el cambio radical de Rin—. ¿Estás consciente de lo que dices?
—Sí —respondió sin titubear.
Kisumi soltó el collar del príncipe para agarrarlo de la nuca y atraerlo hacia él. Rin no se opuso en ningún momento y dejó que sus labios fueran sellados por los del mercenario en un beso apasionado que duró segundos.
...
Desde el anuncio de la boda de Rin, Sousuke no había entrado a la habitación del pelirrojo. No sabía qué decirle o cómo comportarse con él, pues sentía que sería echado e insultado, pero no se quedaría sin intentarlo. Tocó la puerta un par de veces hasta que le contestaron e ingresó con paso sigiloso, encontrándose con el menor desnudo.
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Tú, mi diamante
FanfictionLa economía pobre de Rajar y el oro de Karabis provocó que dos poderosos reinos se unieran en un pacto que los beneficiaría a ambos con una boda entre los príncipes Haruka y Gou. Kazuma Nanase prometió semillas, frutas frescas y un vino que embriaga...