《Mientras existan los ninja, jamás existirá la verdadera paz》
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AVISO: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto; con excepción de los personajes que yo agregaré a la historia.
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Indra cada día empeoraba, pues ahora debía ser vigilada 24/7 para evitar que comenzará a tallar su piel buscando borrar la sangre que obviamente ya no tenía encima. Sus padres y tíos se turnaban para vigilarla, pues era demasiado pesado para dejarlo solo a los padres quienes parecían al borde del colapso. Boruto no había visto a su prima desde que había llegado, sus padres no lo dejaban verla pues decían que sería una imagen demasiado fuerte para él.
-No creo que sea buena idea, Itachi...
-No me asusto fácilmente, señora Uchiha-sonrió el albino
-Podría ser de ayuda que vea a alguien de su edad...
-Esta bien, pero estaremos en la sala y si necesitas algo solo danos un grito, ¿si?
-No se preocupe
Mitsuki entró en la habitación de Indra, la cual se encontraba llena de artefactos médicos, nada con filo o algún pico; la niña tenía una mano armada a la cama, las ventanas tenían protecciones y no había espejos, perfumes, aretes... Nada. Mitsuki había evitado a Indra desde su regreso de Kirigakure, estaba confundido porque se sentía irritado al verla con Kagura y no entendía porque, pero cuando supo que Indra estaba en un terrible estado llamo a su padre y pidió su consejo. Había estado tan preocupado por ella y ahora al verla sentía una molestia en su garganta, como si tuviera algo atorado en ella.
-Hola, Indra-murmuro-Soy Mitsuki
La niña dejo de mirar a su ventana para verlo; el albino sintió como su mirada lo atravesaba, como si fuera un fantasma que no estaba realmente ahí. Indra tenía sus ojos en él, pero su atención estaba perdida en la nada. El niño se acercó a ella y se sentó en el sofá junto a su cama, la niña dejo la vista en la puerta, como si Mitsuki no estuviera ahí.
-Tus padres lucen terrible... Jamás había visto a tu madre así...-susurro-Ella siempre luce atemorizante, pero ahora pareciera que su mundo se desmorona...
Cuatro semanas después por fin sus padres y tíos la dejaron caminar sin ayuda por la casa, bajo vigilancia de todos. Indra caminaba como si estuviera perdida, lentamente y con pasos torpes; siempre murmurando cosas ininteligibles. Estaba en el pasillo que daba a las escaleras de la casa cuando se detuvo bruscamente, mirando sus manos y temblando violentamente.
-Vete... Desaparece...
Miró al techo y tocó si mejilla, como si algo la hubiera manchado, miró sus manos nuevamente con rostro confundido. Ninguno de los presentes entendía que estaba pasando, miraban del techo a ella buscando respuestas que no existían.
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La Uchiha comenzó a frotar sus manos entre ellas, un hábito que había adquirido y que le permitían hacer siempre y cuando no usará demasiada fuerza o sus uñas. Se frotaba como si lavara sus manos con jabón, sin embargo cada vez comenzaba a verde más inquieta.
-Rojo... Rojo... Rojo...-murmuraba
Si visita volvió al techo, parpadeando y haciendo gestos como cuando te das un baño y el agua te cae de sopeton en el rostro, solo que no había agua ni nada. Cuando ___ caminó para acercarse a su hija, abrió de golpe los ojos al verla desmayarse justo frente a las escaleras, cayendo por ellas hasta el primer piso. Todos los presentes se precipitaron a ayudar a la niña, quién se encontraba en el suelo, sus ojos estaban completamente abiertos y solo murmuraba "Rojo, está rojo".