Capítulo 8

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Con mis padres en la sala junto con Yurio, tenía la opción de unirme a ellos y hacer como si nada hubiera pasado, no parecía mala idea..

No había nada que salga mal en mi "Magnifico plan mega improvisado"

Mi habitación no quedaba nada lejos de la entrada a las aguas termales, Víctor no sabía dónde me encontraba... no existía la posibilidad de que me vea saliendo de mi cuarto, si lo hacía en ese preciso instante.

Uno, dos hasta tres pasos... y escuché la puerta abrirse, quise mirar atrás pero sabía que no sería buena idea.

—Yuri —la voz de Víctor me llamaba a mis espaldas.

De pronto el pasillo se me hizo infinito y no veía el final, sentía que con cada paso se alejaba un poco más y entre; mi torpeza, el miedo y mi prisa, ni siquiera noté que el piso estaba mojado y que el trapo con el que limpiaban estaba ahí.

— ¡Yuri, quiero hablar contigo! —Volvió a llamar.

Puede que haya sido demasiado tarde o todo haya ocurrido en el momento preciso, pues en ese instante pisé aquel pedazo de tela haciendo que todo mi peso se fuera hacia adelante. En un vago intento de amortiguar mi caída metí mi mano derecha y lo demás... lo imaginaba.

— ¡Yuri! ¿Estás bien? —La voz de Víctor sonaba tan lejana y ligera.

Estaba en el piso, sostenido mi muñeca y sintiendo el dolor más agudo que alguna vez sentí. Tanto que me nublaba la vista y podía sentir como las lágrimas querían aflorar.

—Mi...muñeca ­—no estaba seguro si se podía escuchar mi voz.

—Llamaré a tus padres.

—No... vamos a casa de Minako, ella sabrá que hacer.

—Espera, me cambiaré.

Y esperé, ahí echado en el piso frio y mojado, no sé cuantos minutos y tampoco noté cuando Víctor llegó y me ayudó a levantarme.

— ¿Dónde queda su casa? —Me preguntó cuando salíamos por la parte de atrás de la casa. Lugar del que casi nadie se acordaba.

—Dos casas a la derecha de la plaza.

Era imposible perderse  y tardamos menos de cinco minutos en llegar. Nos paramos en su puerta y después de tres toques, esperamos a que abra.

—Yuri —Saludó Minako al momento de abrir la puerta para mirar a Víctor detenidamente—. Y... Hola. ¿Qué hacen aquí?

—Yuri —Víctor fue el primero en hablar—. Se cayó y le duele la muñeca.

Ella era la médico asignada en el pueblo, junto con un par de personas más. Al ser un lugar pequeño no vieron la necesidad de poner ningún tipo de consultorio o clínica para un puñado de personas. Todos creyeron que la atención personalizada era más conveniente.

—Pasen y esperen en los sillones.

Al entrar noté que estaba en pijama y tenía sus cabellos castaños sumamente desordenados. Al entrar miré el reloj de la pared que marcaba las seis, era tempano para mí pero estaba consciente de que era ya algo tarde para todos los vecinos.

—Yuri, es la segunda vez y espero que esta, no haya sido en tu mano derecha —La voz de Minako nos acompañó mientras nos acomodábamos en un sillón.

Su casa no había cambiado, un par de sillones dobles, una pequeña camilla al final de la habitación y la alfombra que calentaba el lugar.

—Mi mano derecha es propensa a sufrir accidentes —bromeé inútilmente.

—Lo sé, créeme que lo sé —llegó con un botiquín, se sentó al frente de mí y comenzó a inspeccionarme—. No es esguince ni zafadura al parecer, pero si te doblaste la mano muy fuerte.

— ¿Podré seguir pintando?

— ¡Claro que sí! —Golpeó mi cabeza con un termómetro—. Pero en unos días, 5 a 6 días a lo mucho, tiene que bajar la inflación y recuperar el movimiento ya que ahora —movió mi mano muy levemente pero según yo la estaba rompiendo—. Esta hinchado y necesitará reposo. Puedes usar la mano izquierda perfectamente hasta que se sane.

Me sentía aliviado, no había nada grave. Eso me recordó a cuando tenía nueve años y estaba jugando con mi hermana en un árbol, pisé mal y caí. Me disloqué la muñeca y estuve mucho tiempo con la mano inmovilizada, tanto que aprendí a usar mi izquierda casi tan bien como mi derecha.

Comparado con ese suceso, esto era la gloria.

—A todo esto ¿Qué fue lo que paso? —la mirada de Minako se alternaba entre Víctor y mi persona.

—Estaba molestando a Yuri y se tropezó, fue mi culpa.

La verdad no esperé que dijera eso, de todas las mentiras que habían en el mundo usa una en la que se echa la culpa. Cuando podía decir la verdad: Que lo había estado espiando y que me tropecé al intentar huir.

—Bueno, ahora lo tienes que cuidar —Minako también golpeó la frente de Víctor con aquel termómetro para después entregarme un a bolsa con medicamentos—. Toma una pastilla cada que te duela. Necesitaras algo frio en la muñeca hasta que pase la inflamación y hasta que los nervios estén totalmente recuperados intenta no mover mucho la mano.

—Gracias —la abracé como pude antes de salir de su casa.

—De nada —me abrazó muy fuerte—. Cuídate mucho Yuri, y cuídalo...

—Víctor.

—Víctor, ten más cuidado que Yuri es fuerte pero aun es humano.

Ambos nos terminamos de despedir y nos fuimos de regreso a casa donde mis padres nos estaban buscando de manera más energética de la esperada.

— ¡Yuri! —Gritó mi madre al verme entrar y señaló la venda que tenía en la muñeca—. ¿Qué paso?

—Amm...

—Lo siento mucho, fue mi culpa —Noté la culpa en el rostro de Víctor.

Papá comenzó a reír y apareció junto con Yurio en la entrada de la casa.

—Le pasa desde pequeño —comentó papá.

— ¿Aun piensas regresar así mañana?

—Solo me doblé la muñeca, estará bien.

—Bueno, entonces —mamá se colocó detrás de nosotros y comenzó a empujarnos hasta la cocina—. Es hora de cenar.

Una comida tranquila para después tener un momento tranquilo e irnos a dormir pues el tren salía temprano en la mañana. A pesar de que Víctor se veía culpable, no me hablaba más de lo que es necesario. Traté de entablar una conversación pero mis preguntas eran respondidas con palabras muy cortas o simplemente hacia como si no me escuchara.

Aún estaba molesto.

Una vez en mi habitación, me disponía a entrar a la cama cuando tocaron mi puerta.

—Víctor —Deja vú.

—La ¿Doctora?... dijo que necesitarías algo frio en la muñeca —me entregó una bolsa con agua congelada —. Úsala.

—Gracias —Esperé a que diera unos pasos antes de animarme a detenerlo—. ¡Víctor! Antes...

—Buenas noches Yuri.

Ni siquiera giró para verme.

—Buenas noches, Víctor —Le dije a su sombra que desaparecía por el pasillo.

Me sentía miserable.

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Disculpen si tardé en actualizar, estaba totalmente bloqueada y no tenía ni idea como continuar ;-; pero... gracias a la pequeña charla que tuve hoy con mi amigo pude salir de aquello y escribir de corrido :D

Gracias por todos sus votos y comentarios <3 ¡Bombones cibernéticos para todos!

Nos leemos luego ;)

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