Trágame tierra, trágame tierra... por favor, trágame y escúpeme en cualquier otro lugar.
— ¿Qué? —Todavía quería creer que era una broma.
Hasta me pellizque, para asegurarme que no me había desmayado en la cocina o algo parecido. Pero no, todo eso era real. ¿Y si mejor desaparecía de la faz de la tierra?
—Pero te falta uno de cuerpo entero, tenemos que conseguir un sillón impresionante. Algo como de la época de los Tudor...
Víctor solo estaba monologando, ni siquiera me miraba. Su rostro iba y venía por la habitación mientras decía lista de materiales y nombraba a personas que no conocía.
Ese momento no sabía si reír o llorar. Entonces escuché el sonido de la puerta abriéndose y agradecí la presencia de Yurio en esos momentos, me asomé por las escaleras hasta tenerlo en mi campo visual.
— ¿Cómo te fue?
—Bien —Se quitaba la nieve de la ropa y corrí para socorrerme y alejarme lo más que podía de mi vergüenza—. Me encontré con Yuko y me dijo que hoy en la noche se llevará a cabo el último festival de invierno.
— ¿Un festival? —Víctor apareció a mis espaldas en menos de lo que había imaginado—. Dijiste algo de un festival.
Yurio lo miro aburrido—. Hoy en la noche. Iré, quiero pintar algunos retratos.
—Tengo que escribir algunas cartas, si termino temprano iré contigo —Entonces Víctor me miró—. Vendrás ¿No, Yuri?
Me sorprendía que al ver sus cuadros no haya pensado que era un acosador obsesionado con su persona. Yo me habría asustado y estaría sumamente incomodo, pero a Víctor parecía no importarle en lo más mínimo.
Pero yo no era Víctor, yo si estaba que me moría de la vergüenza y lo único que quería hacer era recostarme sobre la cama y tener un sueño lo suficientemente largo como para despertar y ya no verlo.
—No lo sé —Me dirigí al perchero y tomé mi abrigo—. Iré a casa de Yuko, seguro necesitara ayuda con las niñas.
Agarré las llaves y desaparecí. No era mentira, si iría a casa de Yuko pero tal vez no precisamente para ayudarla con sus hijas, necesitaba hablar con alguien.
Ella era una buena amiga en la que podía confiar, nos habíamos criado juntos y mudado casi al mismo tiempo. Antes de que llegara Yurio, yo solía salir con ellos; Yuko, Takeshi y las trillizas a todas partes y los dibujaba.
Para mí, eran una gran familia.
Llegué a su casa y no hizo falta tocar pues Axel apareció en la puerta abriéndola y me señaló con su dedito.
—Hace tiempo que no nos visitas —sonaba como un regaño.
Entonces noté que estaba con un precioso traje color azul marino y un moño alto. Ya se estaban preparando para la noche.
— ¿Puedo pasar?
Me invito a entrar—.Mamá está en la cocina.
Y desapareció, las tres eran muy misteriosas y solían hacer ese tipo de cosas muy a menudo. Lo de desaparecer por la casa y a veces fingir que hablabas con otra.
— ¡Yuri! —Yuko tapó una olla al verme entrar—. ¿Cómo estás? Que linda sorpresa.
—Hola Yuko —Me senté en la mesa y ella hizo lo mismo. Había cosas que ya no se decían cuando existía ese tipo de confianza.
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Sentimientos en Acuarela
Fanfiction[AU] Yuri solía dibujar por las mañanas, cuando su mente estaba despejada y pintaba en las madrugadas, cuando el silencio de la noche lo acompañaba. Vivía en un viejo piso cerca de un pueblo lejano y compartía el lugar con su joven aprendiz. Su rut...