El día estaba con un sol mortecino que poco alegraba al ambiente, pero luego de la conversación que había tenido con la desconocida y linda jovencita, Gustav se encontraba casi en trance, feliz. Para él, el día irradiaba como el mejor día de algún caluroso verano, el camino a la universidad lo hizo paseando por las polvorientas calles cuesta arriba que unían a la ciudad con el campus universitario, sin que la sonrisa pudiese desaparecer de su rostro.
Cuando ya se podían divisar los edificios que componían el campus, el enamorado se topó con un chico que lo saludaba con fuerza, moviendo su mano de un lado hacia el otro, mientras caminaba hacia él. Gustav no se contuvo y le contó lo que había ocurrido en la biblioteca
‒. Y yo no te creo nada ‒le respondió Cristián.
‒Te digo que pasó y bueno... era hermosa ‒le respondió el chico a su amigo, un joven de mediana estatura y pelo liso color castaño.
‒¿Eh? ¿Nuestro Gustav cayó en las manos del pretensioso Cupido?
‒No molestes, además, ¿a quién engañas? Esta debe ser la primera vez que usas la palabra pretensioso, ni siquiera debes saber qué significa ‒le respondió, algo molesto, Gustav.
‒No me cambies el tema sabelotodo, estás enamorado de la chica, persona a la que con suerte has visto una vez, a lo que, además, hay que sumar el que no conoces su nombre. Hombre, lo estás haciendo mal.
‒Oh, olvidaba que eres un Casanova, sin embargo, cuales fueron tus últimos resultados en asuntos amorosos, ¿hum? Veamos, creo que cero, impresionante número.
‒Ca-cállate, las chicas de hoy en día se lo pierden, yo hago todo lo que se tiene que hacer.
‒Claro, claro ‒dijo Gustav, mirándolo con sarcasmo.
‒En fin, tienes que hacer algo al respecto, por lo que me contaste, y suponiendo que es cierto... la chica podría tener algún interés en ti, normalmente eres un imán antimujeres con tu personalidad neutra y apagada que siempre sale a relucir cuando hablas con el sexo femenino.
‒¡Ey! No es verdad.
‒Dime, entonces, cómo es que no tienes ninguna amiga, puros amigos.
‒Bueno...
‒Ja, una vez más salgo victorioso.
‒¿Victorioso de qué? ¿Qué tornillo se te zafó?
‒En fin, la conclusión es una sola ‒dijo Cristián con tono pomposo‒, debes encontrar a esa chica, te pudo soportar una vez, podría hacerlo de nuevo.
‒Gracias por sus sabios consejos, maestro, igual de poco popular que yo.
‒Ese es el espíritu... espera, ¿ese fue un insulto?
‒Bien, yo tengo clases ahora, nos vemos ‒y diciendo esto, Gustav se fue a la sala de clases, mientras pensaba que algo de razón tenía su amigo, pero no se le ocurría cómo hacer algo al respecto.
Los días pasaron lentos, Gustav perdía la fe, no iba a volver a ver a la niña de sus sueños, pero, para su sorpresa, a los pocos días ella volvió a la biblioteca y se sentó cerca de Gustav a estudiar, luego de un momento se acercó y comenzó a charlar en voz baja, tímida.
‒Me salvaste la vida al ayudarme con esos libros ‒le murmuró, mientras se acomodaba a su lado, la mesa era estrecha, así que Gustav debió moverse más hacia la ventana para darle espacio‒. El otro día, con el apuro, se me olvidó preguntar tu nombre.
‒Me llamo Gustav ‒respondió el joven, algo confundido por la repentina conversación.
‒Mi nombre es Anastasia ‒dijo ella‒, al parecer vamos en el mismo año, pero en diferentes clases.
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Monster Girls
FantasyGustav es un chico común, estudioso de la magia en un mundo que ya no cree en ella, por considerar que esta y los seres que la hicieron posible ya no existen...o eso parece. Un día, conoce al amor de su vida, Anastasia, una chica que guarda más de u...