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La entrada del hotel estaba rodeada de policías, otros se encontraban escondidos en las distintas salidas de emergencia del edificio, todo para cercar a Barras y su gente.

‒¡Barras, ríndete, estás rodeado, baja tu puta varita y sube las manos! ‒le ordenó David.

‒¡Idiota! Te digo que tengo permiso Clase A, no tienes jurisdicción sobre mí.

‒Acabo de salir de la oficina y revisé todos los papeles, en ningún lado salía activado el permiso A, sal o entraremos.

‒Muchachos salgamos y démosle una lección a este pueblerino.

El grupo de Barras se componía de seis hombres, dos estaban desaparecidos desde el incidente con la elfa y el hijo del pelmazo que estaba tratando de arrestarlo. De los cuatro hombres que lo seguían en esos momentos, uno tenía una reliquia en su poder, junto con la que él poseía harían la diferencia en el ajetreo que se avecinaba.

‒Muy bien, según mis informes ingresaste a seis de los tuyos, armados y sin autorización, solo veo cuatro, ¿dónde estás los otros dos?

‒Pregúntale a tu hijo.

‒No juegues conmigo, Barras, somos veinte, ustedes cinco, más los dos que tienes escondidos.

‒Debo asumir que crees que tienes la ventaja.

‒No le temo a las baratijas que llaman reliquias.

‒¿No les temes? Me sorprende la ignorancia de estos pueblerinos.

‒Ja, nuestro jefe se entrenó con los mejores, sabe cómo enfrentarse a usuarios de reliquias.

‒Boten las varitas, esta es su última oportunidad.

‒Acaben con estos idiotas.

De inmediato se separaron. Los cuatro hombres que seguían a Barras, varita en mano, saltaron en distintas direcciones, abatiendo a la policía. Quien salió hacia la derecha activó de inmediato su reliquia, una lanza plateada apareció en reemplazo de su varita y acabó con dos policías de un golpe. El que se lanzó a la izquierda, se enfrentó con cinco policías, quien salió hacia atrás, cubriendo la retaguardia también se enfrentó a cinco policías. Uno de los hombres se quedó junto a Barras para enfrentar a David y cinco policías que lo cubrían.

Quien vigilaba la retaguardia, derribó a uno de los policías, esquivó dos ataques, claramente eran superiores a las fuerzas públicas, podían luchar contra cinco sin verse mayormente complicados.

El que había invocado su reliquia con una velocidad impresionante, blandió su lanza y acabó con tres policías, que cayeron muertos. Ya no le quedaban rivales en su lado, así que saltó hacia atrás para ayudar a quién cubría la espalda de Barras, que estaba teniendo problemas para controlar a sus rivales. Antes de tocar el suelo, un rayo negro salió en su dirección, disparado por David. El hombre usó su lanza para bloquear el ataque, las reliquias eran buenas para deflectar magia oponente. El rayo negro golpeó la lanza y su portador, arrojándolos por los aires.

‒Como hay magia contra monstruos, hay magia contra reliquias, no es fácil ni popular, pero en situaciones como esta es la diferencia ‒dijo seriamente David.

La lanza cayó de la inerte mano de su portador y voló hacia David, en el camino arrolló a uno de los protectores de Barras para apoyarlo. Se detuvo en la mano del capitán de la policía, quien la tomó y esgrimió.

‒Ríndete, Barras, esto no tiene salida.

Quien cubría la retaguardia cayó luego de llevarse con él a dos policías y quien custodiaba la banda izquierda cayó luego de derrotar a cuatro policías.

Monster GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora