La pistola disparó, un veloz proyectil fue enviado rumbo al pecho de Gustav, el joven, gracias a su velocidad y reflejos anormales, pudo esquivarlo, pero Barras siguió disparando tranquilo, sabía que el duelo estaba decidido. El joven eludía cada disparo, trataba de contraatacar, pero a diferencia de Barras que solo jalando el gatillo lanzaba el ataque, él necesitaba concentrarse y recitar algún conjuro, para lo cual necesitaba de algunos segundos, lujo que su oponente no le permitía tener.
‒Por mucha fuerza y velocidad que el vampiro te haya dado al morderte, sigues teniendo un cuerpo humano, chico, te cansarás luego, ríndete.
‒¡Antes muerto! ‒el chico trataba de pensar en un plan, pero no se le ocurría nada, las reliquias de verdad desequilibraban los duelos, la velocidad de ataque de esa arma hacía imposible que pudiera contraatacar sin arriesgarse a recibir un impacto directo y si se arriesgaba a recibir alguno en pos de lograr un ataque, nada le garantizaba que fuera efectivo.
‒Eso se puede arreglar.
Las balas seguían saliendo, una tras otra, el cuerpo de Gustav cada vez respondía con más lentitud, uno de los disparos dio en su pierna antes de que pudiera hacer algo. El chico cayó de rodillas, otro disparo le dio en el hombro, tumbándolo, se sintió de nuevo como en la pelea de la universidad, impotente ante la diferencia que se generaba por algo exógeno, las malditas reliquias.
‒Aquí termina todo, elegiste un mal camino y un mal rival ‒Barras apuntó a la cabeza de Gustav y se preparó para jalar el gatillo, le molestaba tener que matar personas. "Es por el bien de la humanidad", se dijo a sí mismo.
Del suelo emergieron, rompiendo el cemento, vendas blancas que atacaron a barras, el oficial saltó hacia atrás y esquivó el ataque, las vendas rodearon al joven que yacía en el suelo y se lo llevaron tierra adentro. Barras disparó a las vendas, pero por cada venda que golpeaba, cortándola, aparecían dos o tres más, había perdido una oportunidad de oro para acabar con el peligro que ese chico significaba.
‒¡Muéstrate, momia!
‒¿Qué te hace pensar que mereces ver mi cara, humano?
‒Como lo imaginé, eres igual de cobarde que todas las de tu especie ‒le respondió Barras.
‒¡CÓMO TE ATREVES! ‒Cleo cayó del cielo envuelta en varias vendas blancas, mientras que del suelo, donde había estado tirado Gustav, seguían saliendo otras tantas‒. Nunca vuelvas a ensuciar el nombre de mi especie.
‒Oh, ¿eso es una amenaza? Aquí mismo te mandaré junto con tus malditas vendas de vuelta al ataúd del que saliste ‒diciendo esto, Barras comenzó a disparar, pero las vendas se tornaban una defensa impenetrable, además de ser un gran escudo, servían para lanzar ataques furtivos, tratando de atrapar los pies de Barras, que lograba eludir por poco esas escaramuzas.
‒Creo que ya hice el tiempo suficiente, en otra oportunidad me iré con tu vida, por hoy podrás seguir respirando.
‒¿Vas a huir cómo todas las cobardes que comparten tus genes?
‒No voy a caer en la misma provocación dos veces, no vemos ‒las vendas rodearon el cuerpo de la bella mujer, para luego hacerla desaparecer.
‒Ese fue un buen truco ‒dijo Barras, al tiempo que desactivaba su reliquia.
Moviéndose a toda prisa, mientras iba en busca del cuerpo del jovencito, Cleo se recriminó mentalmente. ¿Cómo era posible que hubiera caído en una provocación tan obvia? ¿Acaso tenía catorce años?
A medida que sacaba las vendas que rodeaban al herido que acababa de rescatar, anotó mentalmente tener cuidado con Barras, ya que él había evadido sus ataques y atravesados sus vendas sin mayor esfuerzo, se podía sentir que no peleaba con todo lo que tenía, era un hombre de temer, una real amenaza. Luego de contener las hemorragias de Gustav y usar sus hechizos para ayudarlo a sanar de forma más rápida, se preparó para partir rumbo al departamento en que estaban las dos chicas, miró al joven y no pudo sino pensar en qué hubiera pasado, si lo hubiera conocido antes, cuando era más joven, probablemente hubiera buscado arrebatarles este humano a la elfa y la vampiresa. Era lindo por fuera y por dentro, pensar que era capaz de amar de esa forma a los no humanos, hacía que se ruborizara, pero no, ella ya estaba muy vieja para él, la relación no tendría buen puerto. Tomó al chico y partió hacia el departamento mientras fantaseaba en cómo hubiera sido la vida, si ella fuera más joven y saliera con Gustav.
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Monster Girls
FantasyGustav es un chico común, estudioso de la magia en un mundo que ya no cree en ella, por considerar que esta y los seres que la hicieron posible ya no existen...o eso parece. Un día, conoce al amor de su vida, Anastasia, una chica que guarda más de u...