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Los humanos siempre se habían burlado de las momias, caricaturizándolas como seres medio muertos, viejos y arrugados, envueltos en vendas que dormían en ataúdes. Una afrenta, imperdonable. Cleo siempre había odiado a los humanos, odiaba como se sentían superiores a los demás, aún resentía el genocidio que habían hecho con las demás razas que habitaban la Tierra. Cuando aún era joven, había tratado de dialogar con esa raza que ahora era prácticamente la única que habitaba en el mundo, pero había sido perseguida, marginada. El gobierno no tenía intención alguna de tratar con no humanos, e incluso, habían enviado a sus matones tras su vida. Cansada, hastiada, decepcionada, había decidido recluirse en este pequeño pueblo al norte de la gran capital humana. Sus días habían pasado planos y grises, no esperaba nada, solo una vida tranquila y sin esperanzas.

Todo había cambiado hacía poco. Se topó en una de sus caminatas nocturnas con lo que a simple vista era el ataque de una vampiresa joven hacia un humano desprevenido. Se quedó entre las sombras para ver cómo terminaba todo, pero tuvo que apartar la mirada, pues no era un ataque, sino que una succión de sangre con consentimiento que luego pasó a tiempo privado de pareja. Esto la sorprendió, el chico se comportaba normalmente, aunque un vampiro lo había mordido, solo había una explicación posible, el joven era capaz de usar el Liberus, hechizo creado durante la oscura era de la Gran Guerra. Por curiosidad, siguió vigilando a la tan poco común pareja, le agradó ver un humano que no hacía distinciones, que era capaz de besar, abrazar y enamorarse de lo que sus compañeros de genes llamaban monstruo.

Estuvo a punto de ayudarlos, cuando fueron atacados por los retrógrados xenófobos que se autodenominaban Legionarios, vio con gusto como podían sortear ese episodio y luego, con mayor gusto aún, apreció cómo una nueva raza se unía al grupo, una joven elfa.

La bella mujer momia sintió la presencia de los perros del gobierno, vio a Barras en la ciudad y supo que las cosas se pondrían feas, contrató a un humano para que siguiera espiando a la pareja, para así mantenerse informada de qué les ocurría. Como directora de la universidad, había podido poner a un espía de forma rápida y segura.

La mujer se encontraba en un pequeño café, cuando recibió las noticias de su espía.

‒Repite lo que acabas de decir.

‒Están atacando a la elfa, unos encapuchados ‒le dijo el joven, quien oficiaba de improvisado espía.

‒Bastardos ‒comentó por lo bajo, pero luego sonrió a su informante‒. Gracias, aquí tienes un bono a tu paga por venir corriendo a avisarme ‒le dijo la bella mujer, mientras le pasaba unos billetes y salía del café.

Se recriminó mentalmente. Era Barras de quien hablaba, ese pelmazo no era cuidadoso ni precavido, menos lo eran sus torpes secuaces, veían algo y lo mataban, disparaban y luego preguntaban, además, varios de ellos eran obscenamente fuertes, su grupo de jóvenes no tenía muchas oportunidades, si se enfrentaban directamente con ellos.

Cuando llegó al campus universitario, la batalla había terminado. Solo quedaban residuos mágicos por todo el sector, pero pudo apreciar que los dos encapuchados que el humano le había dicho que seguían a la elfa estaban inconscientes y derrotados, uno tenía huellas de haber usado magia de reliquias. Suspiró aliviada, ignoraba cómo se habían salvado, pero dio gracias al cielo, lanzó una maldición a los perseguidores que yacían en el suelo, los cuerpos fueron envueltos por vendas blancas y se comenzaron a hundirlos en la tierra, estarían en un estado de suspensión hasta que alguien supiera cómo romper el hechizo, cosa que no era fácil. Antes, Cleo rompió el pacto que uno de los hombres tenía con una reliquia y la hurtó, debía hacer contacto con los jóvenes y ayudarlos a hacer frente a lo que se venía.

La mujer recitó un hechizo especial, solo podía ser usado por momias, el viento sopló y le dijo la ubicación de quien buscaba, las chicas estaban resguardas en su departamento, pero el humano... estaba con Barras, se apresuró a ir en esa dirección, esperando no llegar demasiado tarde. 

Monster GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora