‒Perdón... ¿qué?
‒No me hagas el trabajo difícil, sabes bien las razones por las que alguien de la policía vendría a arrestarte, tarde o temprano.
‒La verdad, ignoro de qué me hablas ‒dijo Gustav, tratando de alejarse del agente.
‒Maldición niño, acabas de salir de un departamento con un harem de bestias, deja de hacerte el tonto, has mancillado el honor de nuestro jefe, tu padre, traicionando a tu raza por un poco de sexo.
‒No permitiré que hables así de ninguna de ellas, no han hecho nada malo, no es posible que sea un crimen el solo hecho de nacer distintas ‒replicó muy enojado.
‒Lo que digas, traidor, vendrás conmigo por las buenas o por las malas ‒le dijo Cubillos, mientras le apuntaba con su varita.
‒No sé qué te hace pensar que voy a dejar que me detengas, no tengo tiempo para esto, tengo que ir ayudar a mi padre.
‒No necesitamos la ayuda de un amante de monstruos ‒lo provocó Cubillos. Un rayo de la varita de Gustav cerró la boca del hombre, que salió volando por los aires para caer en el pavimento de la calle. Desde atrás de un poste, un rayo salió en su dirección, detrás un auto estacionado surgió otro, Gustav bloqueó ambos ataques. Cubillos se levantó como pudo del suelo.
‒¿Te molestó el comentario, eh, paria? Quizás aún no tienes sexo con los fenómenos esos ‒otro rayo salió desde la varita de Gustav, que comenzaba a perderse en la rabia, no dejaría que ese imbécil hablara lo que quisiera sobre las chicas. ¿Qué diablos le pasaba? Eran solo mujeres como cualquier otra, que habían nacido con genes distintos, no merecían ser tratadas como fenómenos.
‒Ahí estás ‒la voz de Ignacio lo trajo de vuelta a sus cabales, sus amigos aparecieron por el final de la calle.
‒Viejo, nos tenías preocupados, desapareciste sin más, luego esas noticias de la pelea mágica en el campus, pensamos que te había pasado algo ‒le dijo Jorge.
-Vimos los rayos de magia y vinimos, si hay magia siempre pareces estar en medio... ‒le dijo Daniel, que llegaba junto a sus demás amigos.
‒¡Alto ahí! ‒Cubillos los apuntó con su varita‒. Este es un procedimiento de arresto contra este hombre, se le acusa de traición a la especie.
‒Tiene que ser un error ‒dijo Juan, descolocado.
‒Esa tal Anastasia es un vampiro ‒dijo Cubillos.
‒¿Ha cometido algún delito?
‒No esperaremos a que eso pase.
‒¿Vampiro? Guau... aún así, ¿solo van a arrestar a Gustav y Anastasia por... nada? Es ridículo, como si me arrestaran por ser bajo‒le dijo Alfonso.
‒Establecer relación alguna con algo no humano y no denunciarlo es delito, lo saben bien.
‒Pero la chica ha estado entre nosotros mucho tiempo sin hacer nada ‒le respondió Alfonso.
‒Cubillos, tengo que ir a ayudar a mi padre, déjame ir.
‒No lo creo y ustedes largo de aquí, o serán arrestados por obstrucción a la justicia.
‒Justicia dice, pero aquí lo tienen haciendo algo muy poco justo ‒dijo Jorge‒. Bueno, Gustav, no somos ni un tercio de lo bueno que eres tú, pero te daremos algo de tiempo para que te vayas ‒diciendo esto, sacó su varita‒. Somos los cuatro fantásticos, es nuestra hora de brillar.
‒No quería irme preso tan joven ‒dijo Daniel, suspirando, mientras sacaba su varita.
‒Demos un buen espectáculo ‒agregó Juan, mientras sacaba la suya.
‒Largo de aquí, Gustav... cuando termine esto nos deberás una grande ‒le dijo Ignacio, mientras se preparaba para atacar al policía.
Usando su sobrehumana fuerza, Gustav, salió de ahí a toda velocidad, los sonidos del duelo mágico que comenzaba lo acompañaban mientras se iba del lugar, sus amigos se habían sacrificado por él, eso no debía ser en vano.
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Monster Girls
FantasyGustav es un chico común, estudioso de la magia en un mundo que ya no cree en ella, por considerar que esta y los seres que la hicieron posible ya no existen...o eso parece. Un día, conoce al amor de su vida, Anastasia, una chica que guarda más de u...