64: "Hoy recordé..."

55 6 0
                                    

Capitulo 64 “Hoy recordé…”

Estaba irreconocible, si alguien la viera en este momento además de mi diría que ella no es ____. Pero para mí no era así, algo me decía que era ella. Fue como si mi corazón se quisiera salir de mi pecho e ir a acurrucarse contra el de ella.

Cerre las persianas de su habitación para que no me vieran los de afuera. Me acerqué a ella despacio, como si con cualquier mínimo sonido despertara aunque supiera que eso era improbable. Ya no me importaba si el tal Smith me encontraba aquí y me sacaba. Había cumplido. La había encontrado y ya nada me importaba más que el estar con ella. 

- Hola, amor. – busqué su mano, su brazo estaba lleno de moretones a causa de las intravenosas. Tenía miedo de lastimarla pero aun así la acaricie, no hay mejor sensación que volverla a tocar. El dolor seguía presente recordándome que yo era causante de aquello. No soportaba verla en ese estado. Parecía que la habían golpeado, con moretones en los ojos y hundidos, muy pálida. Vendas cubrían la parte superior de su cabeza, y un le estaban dando oxígeno por medio de una sonda nasal. “Esto no hubiera pasado si hubieras apagado las malditas velas cuando ella te lo pidió” –me decía a mi mismo.

Su pecho subiendo y bajando era lo único que en este momento sostenía mi esperanza. – Casi me matan por venir a verte. Un estúpido me lo prohibio –dije con coraje al solo recordarlo. – pero no vale la pena hablar de eso. – no iba a arruinar este momento hablando sobre él. - ¿Sabes? Hoy me acordé de ti –sonreí. – Me acordé de cuando rompiste mi ventana con una piedra. Me acuerdo de la cara de mis padres al ver la ventana, cuando nos castigaron a los dos por 2 meses y todo por tu culpa, porque dijiste que estábamos jugando “a quién arrojaba la piedra más lejos”. ¿Y que crees? Tú ganaste. – reí– Nos tenían encerrados, y solo y únicamente podíamos salir para ir a la escuela y regresar a casa. Pero el radio funciono ¿no?. Platicabamos por él siempre que podíamos y siempre y cuando tu mamá y la mía no estuvieran cerca y escucharan nuestras conversaciones. – me quede un rato en silencio recordando en todo lo que habíamos dicho a través de esa “cosa”. Fue uno de los mejores regalos que me han dado, el radio. Espere a que mi ____ dijera algo, pero como lo esperaba no lo hizo y sabía que no lo haría. – también de cuando quisiste probar si la nueva ventana era más resistente que la otra. – reí al recordar aquello, estábamos caminando rumbo a la casa y _____ vio unas cuantas piedras en el césped de una casa vecina. “Veamos si es cierto lo que decían en la tienda”, yo la detuve e hice que soltara esta haciéndole cosquillas, cuando la solto la cargué como si fuera un costal y me la llevé, alejándola de esas rompeventanas y causadoras de castigos largos. – Amo tus ocurrencias _____. – Un dolor agudo se situo en mi pecho. . ¿Y si jamás vamos a hacer nuevos recuerdos? Un escalofrío recorrió desde mi columna y se expandio a lo largo de mis extremidades. Apreté su mano, para luego llevármela a la boca y besar sus nudillos. - ¿Te acuerdas de lo que me prometiste?. Prometiste que te quedarías conmigo _____ ¿lo recuerdas?. No la rompas, por favor. - Miré su mano y entrelacé mis dedos con los suyos, y apreté su mano con fuerza, pero ella no correspondió. Odio esto. – Yo aún quiero ver si puedes caminar y romper ventanas cuando tengas 60. Quédate conmigo. – mis ojos se empañaron. – ______ no te vayas, por favor. Tienes que ser fuerte. No puedo vivir sin ti, ______. No puedo. – negué con tan solo imaginarme una vida sin ella. Sin su sonrisa, sin su mirada, sin su risa, sin sus abrazos, sin su voz. Simplemente esa no es una vida. – dime ¿Quién me hará reír como tu lo haces?. ¿A quién se supone que acudiré cuando este mal y necesite un abrazo?. No me puedes dejar, no así, nos íbamos a casar. – Escuche voces afuera de la habitación, rápidamente seque las lágrimas que no pude evitar que salieran antes de que el tal Smith entraran seguidos de Martha y Richard. 

- Harry – susurró Martha sorprendida. Yo no la miré de esa forma. 

- ¿Qu…

- ¿Puedo despedirme? – supliqué interrumpiendo al médico. El me vio deteniéndose en mi nariz, ya roja y mis ojos totalmente rojos y cristalinos. El asintió, Martha y Richard me sonrieron y salieron seguidos del tal Smith. 

Please...don't forget meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora