66: "I need you so much"

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Capítulo 66 “ I need you so much” - ANTEPENULTIMO

Lo primero que hice al llegar a casa fue irme directo a la cama, a recostarme sobre esta y mirar al techo esperando poder resolver aquello que me atormenteaba tanto. Recordé el regalo de Alisson, lo había dejado al pie de mi cama, estiré la mano, lo tomé y lo puse encima de mi panza. Abrí la bolsa y saque de ahí una caja. La puse al lado mío y rebusque nuevamente en esta encontrándome con 2 hojas de papel dobladas por la mitad. Abrí una de las hojas que decía: “Para Harry, De: Alisson”. Me encontré con un dibujo, en el que creo que era yo a causa de la rulosa cabellera que ella me había hecho, y estaba tomado de la mano de la mini castaña. Reí al verlo, definitivamente es lo más tierno que me han dado hasta el momento. En la parte superior derecha decía “Harry y Alisson” y un corazón a medio pintar al lado. Definitivamente tenía que ir y agradecerle por el dibujo. La otra hoja, decía “Para: ____” dude en abrirla pero la curiosidad era verdaderamente enorme. La tomé y finalmente lo hice, la abrí. Era una carta.

“______ ¿sabes? te odio por que Harry es tu novio y no el mío. – sonreí – Pero por favor no te mueras, porque Harry se pondrá triste, y yo también, y yo quiero que este feliz, y solo contigo está feliz. Méjorate pronto – Alisson.” – Mis ojos se aguadaron. Era cierto, solo con ella soy completamente feliz. Deje de lado las cartas, guardándolas nuevamente en la bolsa. Tomé la caja, me senté en la cama y la puse entre mis piernas. La abrí y el corazón se me estremecio al ver el contenido. Era un portarretratos hecho de macarrones crudos, en el nos encontrábamos _____ y yo. En su cumpleaños número 17. Yo besaba su mejilla y ella mostraba los dientes con una hermosa sonrisa. Lo pegué a mi pecho y lo estreche con fuerza. 

Mis ojos se me empezaron a empañar, deje el portarretratos encima del buró y me recosté sin dejar de mirar la foto. Admiraba cada detalle de esta, admiraba que en aquél momento, la vida todavía no me mostraba su cara más mala, que en ese momento no sabía que esto iba a pasar, el que nunca se me había cruzado por la cabeza que algo como esto me pudiera pasar a mi. Observaba nuestras caras, sus labios, me quedé un buen rato mirando aquella sonrisa retratada. - Dios, como extraño verte sonreír, _____– murmuré bajito, mientras acariciaba la foto con delicadeza. Mordí mis labios y traté de pensar en otra cosa, pero no podía. Siempre me venía de regreso la imagen de ella sobre la camilla, pálida, débil, enferma. Y también otras que no quiero hablar mucho al respecto. Tenía y tengo miedo de que, ella no este conmigo y nunca más lo esté. Solo díganme ¿Qué haré sin ella?.

Es inevitable y a la vez insoportable pensar en aquello, en su aunscencia y en aquella pregunta ¿que será de mí cuando ella ya no esté?. “No, Harry…basta, no pienses en eso, eso no pasará, ella estará bien, se pondrá mejor y luego nos casaremos y tendremos muchos hijos y nietos ¿ok?”. Me decía para impedir que las malas imágenes y pensamientos intentarán meterse a mi cabeza nuevamente.

Volví a mirar el portarretratos de macarracones. – Tú….- señale a ____. -estarás bien ¿me oíste? – Harry esto es patético, le estas hablando a una fotografía. Talle mis ojos y traté de dormir pensando en ____, cuando ella estaba bien, cuando su rostro estaba adornado por una sonrisa picara y ojitos traviesos. Pensando que dentro de poco estará así, deseándolo e imaginando que esto se hace realidad. Pero…¿a quién engañaba?, claro todavía tenía esa pequeña pizca de esperanza del que ella se mejorará, pero hay que ver la realidad, es un .1 % del que ella se recuperé totalmente. A veces es necesario quitarnos aquellos protectores para que nos permitan ver la realidad y no vivir rodeados de mentiras y falsas esperanzas que solo nos dan alas para después dejarnos caer en pleno despegue, dejando graves heridas a su paso. No me podía dar falsas esperanzas, pero tampoco me podía dar por vencido. Simplemente, soy un desastre. 

Los días pasaban, cada día era una agonía saber que ella todavía no había despertado, me la pasaba todo el día en el hospital y dormía en mi casa cada 2 días. Hoy me tocaba. No podía dormir agusto en ninguno de los dos lugares, en el hospital porque podía oir los sollozos de las personas a lo largo del pasillo, aquella agonía que yo no quiero ni planeo vivir, además de que dormía en un sillón reativamente incómodo y tenía que estar al pendiente de mi niña. En mi casa, tampoco podía estar tranquilo ni pasar una buena noche por el simple hecho de que estaba lejos de ella, y no podía protejerla. 

Please...don't forget meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora